Vuelta aquí a esta tumba
de ilusiones la más turbia
y que me perdonen por la furia
que tanto inunda, anega, asfixia
y por la mutua decisión de darle fuga
sobre un confín no imaginado aún.
Qué hay de tus maneras de servirte
la última cuando presumes de ser virgen
en el más oscuro tugurio
de los que tiznan esta bruma
desabrida que a todos nos consume
como un túnel sin final
del que no descansar por fin en paz
y qué nos mueve así al compás
de un paso lento adentro del sueño
que prometió hacernos inmortales...
Quiero hielo y no un consuelo
cara al suelo y vomitar
lo que es que tengo en mis entrañas verdadero,
puro lastre que me arrastra a mí indefenso
entre tal carga de sábado
ya acabado y consumido
incluso yo en el despiste
y decirte sí que es triste
lo de ahora y lo que sigue.
Ignorante de los límites
que entre tú y yo existen
fui lanzado yo a herirte
e hice planes imposibles
que cumpliría pues contigo
en el idilio de estos días
que desentierran las raíces
de una guerra imperceptible.