Los domingos traen y atraen multitudes,
uno se apremia por encontrar un ratito de sol,
un banco cerca de la naturaleza, un libro buscado,
esos que aparecen con dedicatoria y te buscan las manos,
la sorpresa es una irradiaciòn de alegrìa y un de vez en cuando
que trepa por los gestos y el otro capta tu deseo, lo ves y es tuyo.
lo apretàs con las yemas que se sensibilizan y solo es ese minuto
el que resume la felicidad casi inexplicable, y entonces sabès a ciencia cierta,
que las noches seràn pausas para que una y otra vez las pàginas pretendan
demorarte, locamente enamorada de esa pluma y esa historia plasmada ahì.