Si tan solo quisieras ser mi amiga
tu soledad sería acompañada.
Ya no te encontraría la madrugada
pensando y sin dormir.
Si aceptaras al menos ser mi amiga,
yo sería tu apoyo y tu consuelo,
y haría realidad esos anhelos
que elijas elegir.
Seguramente, si vos fueras mi amiga
conversaría con vos toda la noche,
sin ningún daño y sin ningún reproche,
que para qué insistir.
Si, por ejemplo, vos fueras mi amiga,
yo estaría a tu lado en tus batallas.
Te ayudaría a derrumbar murallas,
a hacer, a resistir.
Si eventualmente vos fueras mi amiga
haríamos muchas cosas divertidas.
Y las mejores serían las compartidas,
sin parar de reír.
Si decidieras un día ser mi amiga
te llevaría a pasear por las estrellas,
y te daría la mitad más bella
que te falta sentir.
Devolvería tu amor, tu amor de amiga,
con el amor más puro y más perfecto.
Recibirías afecto por afecto.
Que más podés pedir.
Recorrería, si vos fueras mi amiga,
tu cuerpo con las yemas de mis dedos,
con suavidad, sin pausas y sin miedos,
hasta hacerte gemir.
Si vos fueras mi amiga, como amiga,
te besaría los labios y los senos,
y te daría los besos más obscenos
que puedas concebir.
Si yo fuera tu amigo y vos mi amiga
te daría mi amor a cada instante.
Seria tu amigo y a la vez tu amante,
sin nunca confundir.
Y llenaría tu vientre, amor amiga.
Me metería de lleno en tus entrañas
por tu hueco y tus zonas aledañas,
y las por descubrir.
Y te haría el amor, amor de amiga,
dos veces o tres veces por semana,
o cuantas veces se te dé la gana,
o me dejes venir.
Y haría que tu vida, amada amiga,
se haga dicha, placer, felicidad.
Sabés que estoy diciendo la verdad.
No me hagas repetir...