Al amor nacido en mañana pura
bañado en tibio sol resplandeciente,
dirijo mi oración cual penitente
prendado del color de su hermosura.
Quince estrofas de niña, de ternura,
quince años en las flores de su frente,
coronada de virgen, floreciente,
como estrellas lucieron mi alma oscura.
Este rezar elevo al firmamento,
cuando amanece el sol en mi ventana
como plegaria en vida emocionada,
dando gracias por dulce sentimiento
surgido en el cristal cada mañana
evocando el amor hacia mi amada.