Hay días que nacen grises,
con niebla de fragilidad
y sin ecos de compañia.
Cuando se acumulan,
la agenda agoniza
y vivir es como caminar descalzos sobre hielo.
Son dias para el desecho
y el olvido.
Se cuelan
en la alacena del tiempo
y perturban la memoria.
Manchas imborrables
en el calendario de los sueños.