El prurito carnal con fuerza obliga
a un corazón asiduo al desenfreno
calentando en sus brasas a dos cuerpos
que en lujuriosa entrega ardor prodigan.
Uno encendió la chispa de la hoguera
el otro se dispuso con el fuego,
y ambos: estrellas ígneas en sus cielos
descendieron cumpliendo con su entrega.
La nostalgia se asoma sigilosa
y el mañana conspira con refranes:
\"Que las aguas hurtadas son más dulces
y en lo oculto son más ricos los panes\"
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