LA REINA Y EL ÁGUILA ROJA
¡Qué bien! Al fin despiertas
¿cómo estás? bella durmiente
anoche, fue una gran fiesta,
fuiste la mejor entre la gente.
Te nombraron como su reina
y éste será tu palacio.
Me encanta como te peinas,
me encanta tu cabello lacio.
¡Oh! ¿pero qué estoy diciendo?
¿qué me está pasando a mí?
disculpa mi atrevimiento
y no sé porque estoy aquí.
Si me miran tus guardias
se armará un alboroto,
aquí te dejo tus sandalias
y esta excelente foto.
En verdad os pido disculpa
en seguida *de aquí salgo,
te dejo también estas frutas,
sé que para ti nada valgo.
Porque, yo, soy un agrario
y aunque cultivo amor
sé que en este santuario
solo cultivare dolor.
Porque, por ti, sufriré mucho,
al verte con el príncipe azul
y este joven sin escudo
no podrá con su excalibur.
Ni siendo un franco tirador
-como lo fue Robin Hood-
ni tampoco, siendo gladiador
ni el poeta; Jareth Cruz.
¿Será que nunca serás mi reina?
pues, tu príncipe siempre despoja
la espada, el arco y la flecha
de éste, tu águila roja.
Autor: Jareth Cruz