HA PASADO UN AÑO Y AUN RECUERDO EN EL CINE DE METRO...
Ha pasado un año y aún recuerdo
en el cine de Metro
las feromonas de su piel. Su lenguaje sencillo y
cotidiano como las manzanas del mercado .
Su sonrisa blanca en papel mojado, tipo a4.
Al pasar de los años recordaré quien pude ser
por una vez en la vida: el hombre
que quiso a escondidas
quererla para siempre
y construir sus sueños
por su amor a los gatos, (su sueño de veterinaria).
por un abrazo que no se desvaneciera entre la niebla
por un mundo que creo en la puerta de su infancia.
por una mujer que me aseguro sus palabras
en la mitad de su vida.
Y no temí por una vez construir mi alegría en los acantilados
ni al tiempo que pasa de pronto como un tigre salvaje.
Pero de eso no se trataba la vida…
de sacrificios obsoletos,
de la honestidad inútil, en mi camino al invierno.
Y quizá debí tomar el riesgo, saltar del puente sin soga
cruzar el semáforo rojo de la piel
multiplicar mi sangre en su desierto
y quitar la camisa de fuerza al miedo
por una luz tan solo de su vientre.
Y cumplir su deseo sin lámparas…
Me miro en nuestras fotografías
y esta vez yo hablaba con la verdad
de aquello que no creía en un principio
en una historia con final...
Escribo la inicial de su nombre, la penúltima
Consonante del vacío
que me amarga en la garganta.
Una mañana mi amor
eligió al azahar su destino
entre el puente y el vacío
y entendí que Dios no era perfecto,
cuando mintió una mirada en la tormenta
cuando las cartas no cumplieron su promesa.
Y la dejé para siempre con su corazón en cuarentena
por Complejo
En su camino a Santa María.