Amarte sin pudor y con furia,
amarte hasta los huesos.
Regar tus flores de carne
con una lluvia viva de besos.
Y volver a amarte cada hora,
cada día y cada momento,
lamiendo tu fondo y tu cielo
con altas mareas en fuego.
Amarte hasta morir viviendo
y anidar en tu pubis y senos.
Ser suave caricia en tu piel
y en tu boca... el mundo entero.