Versos rotos y desprendidos
para un poema inacabado,
un escrito sin enmiendas
y libre de raspaduras,
el principio activo
de un repelente seguro,
bien agitado,
contra la descarrilada imaginación
desconfiando de la complejidad
de la mente humana
para contar historias inverosímiles,
tenebrosas, nauseabundas,
que produzcan efectos adversos,
aunque insignificantes,
un ruido psicópata
que agite la ley de vivir.