La sola mención de su nombre hace retumbar toda mi casa.
Resquebraja las cómodas, los divanes, las jaulas.
Nadie esperaba su regreso.
Dentro de poco, seguramente retorne al olvido.
Nada cambiará, no se abrirán las ventanas.
Es por eso por lo que no recogeré las sábanas.
Está todo revuelto, hay hierros oxidados por el suelo.