Atiende, amor, a estos versos a escondidas.
Atiende, aunque no quieras; Y habla de ellos sin rubor.
Háblale de mí, a tus amigos
háblale también a los amores que vendrán.
Háblales de los ojos verdes
que hasta ayer te contemplaron.
Cuéntales de mí, de nosotros
de lo mucho que un día fuimos;
Cuéntales quien soy
de aquel día que llegué desnudo a ti
vestido tan solo de mi silencio y de mi ruido.
Recuerda lo bueno que te quedó de mí,
grábalo en tu mente, antes de perderlo en el olvido.
Di con tus labios las cosas que alguna vez te he dicho;
di que te he amado; y di también, que por ti he sido.
Escucha mi voz rasgada, mi grito,
antes que nazca mi último suspiro.
Diles que habría muerto por vivirte
por seguir amando en el silencio y en el ruido.
Y no te vayas aún, amor,
que aún me queda una súplica,
aún un último latido
quédate un segundo más, que ya termino.
Y cuando ya no esté, cuando me haya ido,
recuérdame como tu amigo
como uno de esos que se van por siempre
y ya no volverán a estar contigo,
pues mientras me pienses
algo de mí, seguirá vivo.
Ya acabo, amor, ya te termino
Todo lo que es de ti llevo conmigo
atrás quedaron la rabia, el grito
las ganas de tus manos,
tus ojos, tu boca,
la desnudez tras tu vestido…
…Desnudo llegué, y así me voy,
-sin ruido-
Tan solo tu recuerdo me llevo…
…él me arropará por el camino.