Me estrujo el cerebro como una fregona,
sacudo los sueños como ropa vieja,
me arrastro en el tiempo, me esfumo en las sombras,
me pierdo en un puzle de sucias callejas,
las musas huyeron de tanta miseria,
de miedos, hambrunas, de odios, de guerras,
quizás ya no existen, quizás están muertas
y ya no responden a ruegos ni a quejas,
quizás son rehenes del miedo y las penas,
tal vez embarcaron en una patera,
quizás se tornaron quimeras oscuras,
tal vez emigraron hacia otro planeta.
Pero no me rindo y sigo buscando,
vadeando ríos, pateando charcos,
surcando los mares, remando en silencio,
bogando sin rumbo entre los sargazos,
llorando dormido, soñando despierto
un nuevo futuro más justo y más cierto
donde la ternura, donde la belleza
sean nuestra Meca, sean el pan nuestro,
donde nuestros hijos tengan un futuro
donde la utopía no quede tan lejos.