Reb Liz

En el Corazón no se Manda: Capítulos 33, 34, 35, y 36

Capítulo 33: El Dolor de la Ruptura

 

Narra Mía

 

Ya han pasado 3 días desde que Axel terminó conmigo.

 

No fui a clases ni el jueves ni el viernes. Estos dos días me he concentrado en mi hermano, lo llevo a la escuela y luego me quedo en el parque. Intento evitar encontrarme con Axel, pero el dolor de nuestra ruptura no me abandona.

 

Mi amiga Valentina ya está preocupada por mí.

 

Me pregunto cómo lo veré el lunes. ¿Cómo director o como mi ex? Este dolor es insoportable, las lágrimas no han dejado de caer. Me pregunto una y otra vez por qué hizo esto.

 

Era domingo por la tarde y estaba en el parque con mi hermano. Manuel estaba jugando en los columpios, y aunque intentaba mantenerme cerca, mi mente estaba en otro lugar.

 

- Mía, ¿estás bien? - dice Valentina preocupada.

 

- Sí, amiga, estoy bien - digo intentando reprimir mis lágrimas, pero mi voz se quiebra.

 

- ¿Por qué no has ido a la escuela el jueves y el viernes? - pregunta preocupada.

 

- Solo estaba cansada - digo, pero en realidad, mi agotamiento es emocional. Cada día que pasa, siento cómo mi corazón se rompe un poco más.

 

- Últimamente no has estado comiendo bien, amiga - dice preocupada -, y te ves algo pálida.

 

- Solo es la escuela, me siento más pesada - sonrío forzada -. Sabes que estamos en tiempo de exámenes.

 

Valentina me mira con atención, como si supiera que hay algo más detrás de mis palabras.

 

- Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? - dice con tono amable.

 

- Sí, gracias - sonrío, pero mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.

 

- Así me gusta que sonrías - me abraza -, pero sé que algo te está afectando profundamente. Cuéntame qué te pasa, ¿se trata de tu novio?

 

Mis lágrimas comienzan a caer sin control, ya no puedo ocultar mi dolor.

 

- Mi novio me dejó - digo con la voz entrecortada, mientras siento cómo mi pecho se contrae de angustia.

 

- Oh, amiga, lo siento tanto - dice Valentina con compasión, abrazándome con fuerza y dejándome llorar en su hombro.

 

Le cuento todo lo que ha pasado, sin omitir ningún detalle. Me siento aliviada de poder sacar todo de mi pecho y de tener a alguien que me escucha sin juzgarme.

 

Valentina me sostiene con ternura mientras lloro, sin decir una palabra. Su apoyo silencioso me reconforta más de lo que puedo expresar con palabras.

 

- ¿Qué piensas? - pregunto entre sollozos, buscando una respuesta o una solución que alivie mi corazón destrozado.

 

- Yo no te juzgo, amiga - dice Valentina con voz suave, acariciando mi cabello -. Ahora entiendo por qué mantuviste tu relación en secreto. El amor no entiende de edades ni de circunstancias.

 

- No pude evitarlo - digo mirándola a los ojos, sintiendo cómo el dolor se mezcla con la esperanza de que algún día pueda superar esto -. Me enamoré de él.

 

- Lo entiendo - dice Valentina tomando mi mano con cariño -. A veces, el corazón nos lleva por caminos complicados. Lamento que hayan terminado, pero estoy aquí para apoyarte en todo momento.

 

Nos quedamos en silencio, observando a Manuel jugar en los columpios, mientras siento que, aunque el dolor no desaparezca de inmediato, tener a Valentina a mi lado me da la fuerza para comenzar a sanar.

 

Narra Axel

 

Estaba en mi departamento, sumergido en mis pensamientos. Me preocupa lo que ha pasado con Mía. Ha faltado a la escuela dos días seguidos... Esto me duele profundamente. No me importa perder mi empleo o incluso ir a la cárcel por unos años, pero lo que me duele aún más es saber que Mía está sufriendo. No puedo permitir que nadie la lastime, aunque la persona que la está lastimando soy yo. Mi amor, espero que puedas perdonarme por todo lo que te he hecho pasar.

 

Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas mientras me enfrento a la realidad de mis acciones. Me siento culpable y arrepentido por haber lastimado a la persona que más amo en este mundo. Cada palabra hiriente que salió de la boca de Vanesa, la profesora de química, resuena en mi mente. No puedo soportar la idea de que Mía esté sufriendo por mi culpa.

 

Me doy cuenta de que he cometido un grave error al terminar con ella. Mi amor por Mía es más fuerte de lo que puedo expresar con palabras. Me duele en lo más profundo de mi ser saber que la he lastimado y que hemos llegado a este punto. Deseo con todo mi corazón poder reparar el daño que he causado y recuperar su amor y confianza.

 

Me levanto del sofá y miro a mi alrededor, sintiendo el peso de la soledad en mi departamento vacío. Me prometo a mí mismo que haré todo lo posible para enmendar mis errores y demostrarle a Mía cuánto la amo. No puedo permitir que nuestra historia termine de esta manera.

 

Con determinación en mi corazón, decido que buscaré a Mía y le pediré perdón. Estoy dispuesto a luchar por nuestro amor y hacer todo lo necesario para que ella se sienta amada y protegida. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo con tal de recuperar su amor y hacerla feliz de nuevo.

 

Narra Mía

 

Era lunes por la mañana y acababa de llevar a Manuel a su escuela antes de dirigirme a la mía. Aunque intentaba mantenerme fuerte, mi tristeza era palpable.

 

- Vamos, amiga, no estés triste - dice Valentina con preocupación.

 

- Estoy bien - digo con la voz entrecortada, tratando de ocultar mis emociones.

 

- Estás muy pálida - dice Valentina, su preocupación reflejada en su rostro.

 

- No me pasa nada, no te preocupes - respondo, aunque sé que mi semblante delata mi dolor interno.

 

En ese momento, Axel pasa cerca de nosotros.

 

- Señorita Greys, olvidó su examen - dice Axel, dirigiéndose a Valentina - Lo quiero para mañana, firmado por sus padres, en mi oficina.

 

- Sí, señor director - responde Valentina con respeto.

 

Lo observo detenidamente, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

 

- No puede ser - digo en voz baja.

 

- ¿Qué pasa? - pregunta Axel, notando mi mirada fija en él.

 

- Esa corbata... es algo extraño, ¿no crees? - digo, tratando de mantener la calma.

 

La corbata que lleva puesta es la que le regalé, y aunque trata de mantenerse alejado, siento que intenta decirme algo, pero algo se lo impide.

 

- Nada, ¿debe de ser un obsequio de alguien especial para que usted la utilice? - digo, tratando de ocultar mi dolor y confusión.

 

Jalo a Valentina del brazo y nos dirigimos al baño, necesitando un momento a solas para procesar lo que acabo de presenciar.

 

- ¿Qué pasa? - pregunta Valentina, notando mi agitación.

 

- Nada, solo necesitaba ir al baño - sonrío forzadamente, intentando ocultar mis lágrimas.

 

- Está bien, te espero afuera - dice Valentina, pero antes de salir, me abraza con fuerza. Sé que ella entiende lo que realmente me está pasando.

 

¿Por qué tenía que usar la corbata que le regalé? ¿Acaso se está burlando de mí? Creí que no iba a llorar al volver a la escuela, pero el dolor se intensifica más y más. Trato de limpiar mis lágrimas, pero no puedo evitar que sigan brotando.

 

En lo más profundo de mi ser, siento una mezcla de tristeza, confusión y decepción. El amor que sentía por Axel sigue presente, pero ahora se mezcla con el dolor de su rechazo y la sensación de que todo lo que compartimos fue en vano.

 

Como pude, me limpié las lágrimas y con Valentina nos dirigimos a nuestras clases. Pasaron las horas y la jornada escolar llegó a su fin. Pero para mi mala suerte, el director convocó a todo el alumnado en el auditorio para hacer un anuncio. ¡Qué fastidio!

 

- ¡Tranquila, Mía! Él solo es el director y tú eres su alumna - me dije a mí misma, tratando de calmarme.

 

Narra Axel

 

- Buenos días, estudiantes - digo con seriedad, intentando ocultar la tormenta de emociones que me embarga.

 

Mía, te amo. Me puse la corbata que me regalaste porque te amo y me siento seguro usándola.

 

Narra Mía

 

Me siento algo mareada, estos mareos están empezando a irritarme. Intento mantenerme en pie y prestar atención a las palabras del director.

 

- Bueno, estudiantes, como saben, se acerca el día de la graduación - comienza a hablar Axel, su voz resonando en el auditorio.

 

- Señorita Montgomery, ¿se siente bien? - pregunta Axel, notando mi estado.

 

- Me siento algo mareada - respondo débilmente, sintiendo cómo mi cabeza da vueltas.

 

- Vaya a la enfermería - dice con preocupación en su voz.

 

- No es nece... - intento decir, pero en ese momento siento un fuerte malestar y una oleada de náuseas. Sin pensarlo, corro hacia el baño, necesitando un lugar donde pueda lidiar con lo que está sucediendo en mi cuerpo. ¿Qué está pasando conmigo?

 

- Mía, espera - dice Axel, siguiéndome de cerca mientras corro hacia el baño.

 

Narra Axel

 

La veo correr hacia el baño, preocupado por su estado. Mi corazón se acelera y siento una mezcla de angustia y amor por ella. No puedo evitar seguir sus pasos, necesito asegurarme de que esté bien.

 

Narra Mía

 

Llego al baño y me arrodillo frente al inodoro, sintiendo cómo mi estómago se retuerce. Las lágrimas vuelven a brotar mientras mi cuerpo se sacude con los espasmos de las náuseas.

 

- Mía, ¿qué está pasando? - dice Axel, arrodillándose a mi lado y colocando una mano reconfortante en mi espalda.

 

- No lo sé, Axel - digo entre sollozos, sintiendo una mezcla de confusión y miedo. - Me siento tan perdida y mi cuerpo... no puedo controlarlo.

 

Axel me abraza con ternura, tratando de calmarme.

 

- Estoy aquí, Mía. No importa lo que esté pasando, estoy aquí contigo y te apoyaré en todo momento.

 

Me aferro a él, sintiendo cómo su presencia me reconforta. Aunque no tengo respuestas para lo que está sucediendo, sé que tengo a alguien a mi lado que me ama y está dispuesto a estar allí en los momentos más difíciles.

 

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Capítulo 34: Pruebas y Compromisos

 

Narra Mía

 

Me encontraba en el baño de la escuela, Axel me abrazaba, pero luego la realidad me golpeó.

 

Recordé que él terminó conmigo.

 

- ¿Estás segura de que estás bien? - Pregunta Axel preocupado.

 

- A ti, ¿qué te importa? - Dije enojada y lo empujé.

 

Axel se tambaleó un poco por el empujón, pero luego me tomó de la mano y me abrazó con fuerza.

 

- Me importa porque te quiero - Dijo con voz temblorosa.

 

- Si realmente te importara, no me hubieras lastimado de esta manera - Dije sollozando.

 

Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas mientras me dejaba llevar por la tristeza y la confusión.

 

- Lo siento, Mía - Axel acarició mi cabello con ternura - Nunca quise lastimarte.

 

- Yo aún te amo - Dije sollozando - y fue difícil para mí que el hombre que amo me dejara sin explicaciones.

 

Axel se apartó un poco para poder mirarme a los ojos, sus propios ojos llenos de lágrimas.

 

- De verdad lo siento, mi niña - Dijo con voz quebrada - No sabes cuánto me arrepiento de haberlo hecho de esa manera.

 

Las lágrimas de Axel caían sobre mis hombros, mezclándose con las mías. Sentí su dolor y su arrepentimiento sincero.

 

- Yo solamente quería protegerte - Dijo con voz entrecortada.

 

- ¿Protegerme? - Pregunté confundida, tratando de entender sus palabras.

 

Axel suspiró y tomó mi rostro entre sus manos, mirándome con intensidad.

 

- Me advirtieron que mantuviera distancia contigo, amor. Me dijeron que si no lo hacía, te haría daño y no podría vivir con eso, sabiendo que por mi culpa pagarías las consecuencias de mis acciones...

 

Mis ojos se abrieron de par en par, tratando de procesar sus palabras.

 

- No son tus acciones - Interrumpí - Yo elegí salir con el director de la escuela... tú no me obligaste.

 

Axel soltó un suspiro pesado y me abrazó con fuerza, como si quisiera protegerme de todo el dolor que estaba sintiendo.

 

- Mía, a mí no me importa que me despidan de mi trabajo o terminar en la cárcel - Dijo sollozando - Pero no podría soportar que arruinen tu vida y que esto quede en tu expediente escolar... podrían expulsarte e impedirte ingresar a otro colegio.

 

Mis lágrimas se mezclaron con las suyas mientras lo escuchaba, sintiendo su amor y su desesperación.

 

- Axel... - Mis ojos comenzaron a cerrarse y a sentirme débil.

 

- Mía, ¿estás bien? - Preguntó preocupado, sosteniéndome con suavidad.

 

Cuando abrí los ojos de nuevo, me encontraba en la enfermería.

 

- ¿Dónde estoy? - Dije confundida.

 

- En la enfermería, amiga - Dijo Valentina, mi mejor amiga, acercándose a mí - Te desmayaste. ¿Cómo te sientes?

 

- Me duele la cabeza - Dije, tratando de recordar lo que había sucedido.

 

En ese momento entró Axel, con una expresión preocupada en su rostro.

 

- Valentina, ¿puedes salir un momento? - Pidió Axel, dirigiéndose a mi amiga - Necesito hablar con Mía un momento.

 

Valentina asintió y se levantó de la silla, dejándonos a solas.

 

- ¿Qué pasa? - Pregunté, mirando a Axel con curiosidad.

 

- ¿Segura de que estás bien? - Preguntó, acercándose a mí.

 

- Realmente no - Dije con la voz muy débil, sintiendo cómo la debilidad me invadía.

 

- Mía... - Axel titubeó, buscando las palabras adecuadas - Tu periodo... ¿Te ha llegado?

 

- ¿Qué? - Pregunté confundida, sin entender a qué se refería.

 

Mi mente se aclaró un poco y recordé el calendario que estaba cerca de la camilla.

 

- ¿Qué pasa? - Preguntó Axel, preocupado por mi reacción.

 

- No me había dado cuenta de que tengo varios días de retraso - Dije, mi voz temblando - ¿Por qué te quedas en silencio? - Lo miré a los ojos, esperando una respuesta.

 

Axel suspiró y me sostuvo la mano con ternura.

 

- Mía... creo que deberías hacerte una prueba de embarazo - Dijo con voz suave.

 

- ¿Una prueba de embarazo? - Pregunté, sintiendo cómo el corazón se me aceleraba.

 

El solo asintió con la cabeza, y en ese momento, mi mente se llenó de preguntas y miedos. ¿Embarazo? ¿Cómo podríamos enfrentarlo?

 

- Quédate en la enfermería hasta la salida - Dijo Axel, con una mezcla de preocupación y ternura en su voz.

 

- ¿De verdad crees que puedo estar embarazada? - Pregunté, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí.

 

- Es probable - Dijo Axel, tartamudeando un poco - No puedo negar esa posibilidad.

 

- Descansa - Dijo, dándome un beso suave en la frente antes de salir de la enfermería.

 

Embarazada. La palabra resonaba en mi mente mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar. No recordaba haber usado protección en las veces que estuvimos juntos. La incertidumbre y el miedo comenzaron a apoderarse de mí.

 

La jornada de clases había terminado y Axel me pidió que le firmara un permiso para ir a buscar a mi hermano Manuel a la escuela. Después, mi amiga Valentina vino a verme a la enfermería.

 

- Valentina, me quedaré un rato más en la escuela - Dije, tratando de ocultar mi preocupación - Aún no me siento bien.

 

- Me quedaré contigo - Dijo Valentina, sentándose en la silla junto a la camilla.

 

- No es necesario que te preocupes - Dije, intentando sonar tranquila - Estaré bien. Además, me dijiste que tenías que asistir al evento de tu hermana en la universidad.

 

- No me hagas esto, amiga - Dijo Valentina, con una expresión de preocupación en su rostro - No puedo dejarte sola en este momento.

 

- Ve, no te preocupes - Dije, intentando transmitirle calma - Estaré bien, de verdad. Gracias por preocuparte.

 

Valentina suspiró, me abrazó y luego salió de la enfermería. Me quedé allí, sumida en mis pensamientos y emociones. El miedo, la incertidumbre y la confusión se mezclaban dentro de mí, mientras esperaba a que el tiempo pasara y pudiera enfrentar lo que fuera que estuviera por venir.

 

En ese momento, Axel entró a la enfermería con una mezcla de nerviosismo y preocupación en su rostro.

 

- Hola - Dijo, intentando sonar calmado - ¿Cómo te sientes?

 

- Bien - Respondí, tratando de ocultar mi ansiedad - ¿Y Manuel?

 

- Está en mi auto, esperando - Dijo Axel - ¿Nos vamos?

 

- ¿A dónde vamos? - Pregunté, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

 

- Tenemos que ir a comprar la prueba de embarazo y luego a mi casa - Dijo Axel, nervioso.

 

- ¿Y mi auto? - Pregunté, preocupada por dejarlo en la escuela.

 

- Después vendré a buscar tu auto - Dijo Axel, tratando de tranquilizarme.

 

Salimos de la escuela y nos dirigimos a la farmacia para comprar la prueba de embarazo. Luego, nos dirigimos a la casa de Axel.

 

Dejamos a Manuel merendando en la cocina y nos adentramos en la habitación de Axel. El ambiente estaba cargado de tensión y expectativa.

 

Una vez que me hice la prueba, solo quedaba esperar. Los minutos se hicieron eternos y mis nervios aumentaban con cada segundo que pasaba. Axel notó mi estado de ánimo y se acercó a mí, sosteniendo mis manos con ternura.

 

- No importa lo que diga esa prueba - Dijo Axel, con voz suave pero decidida - Siempre estaré contigo, siempre te protegeré pase lo que pase, sin importar lo que diga aquella persona que quiere separarnos.

 

Sus palabras me reconfortaron y me llenaron de esperanza en medio de la incertidumbre.

 

- Gracias - Dije, mirándolo a los ojos, sintiendo la conexión profunda entre nosotros.

 

Axel acercó sus labios a los míos y me besó con suavidad, transmitiéndome su amor y apoyo incondicional.

 

Finalmente, llegó el momento de ver el resultado. Con manos temblorosas, miramos juntos el resultado de la prueba y luego nos encontramos con la mirada, compartiendo un instante de complicidad y emoción.

 

El silencio llenó la habitación mientras nuestras emociones se entrelazaban en un abrazo invisible. El futuro era incierto, pero juntos enfrentaríamos cualquier desafío que se presentara.

 

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Capítulo 35: El Camino por Recorrer

 

Narra Mía

 

El silencio se hizo eco en la habitación mientras Axel y yo sosteníamos el resultado de la prueba de embarazo en nuestras manos. Los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos y una mezcla de emociones se agolpaba en mi pecho. Finalmente, nos miramos a los ojos, compartiendo un instante de complicidad y temor.

 

- Es positivo - susurré, dejando escapar un suspiro lleno de asombro y nerviosismo.

 

Axel soltó un suspiro profundo y tomó mi mano con ternura. Sus ojos reflejaban una mezcla de alegría y preocupación.

 

- Mía, sé que esto es abrumador y que tenemos un largo camino por recorrer, pero quiero que sepas que no estás sola en esto - dijo Axel, su voz llena de determinación.

 

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos mientras sentía una oleada de emociones encontradas. Por un lado, estaba aterrada por las responsabilidades y los cambios que vendrían con el embarazo. Por otro lado, sentía un amor inmenso por el pequeño ser que crecía dentro de mí.

 

- Axel, esto es... es mucho para procesar - balbuceé, sintiendo cómo mi voz se quebraba.

 

Axel me abrazó con fuerza, acercando su rostro al mío. Sus ojos brillaban con determinación y un amor incondicional.

 

- Lo sé, Mía. Pero juntos podemos enfrentarlo. Estoy aquí para ti en cada paso del camino. No importa lo que suceda, siempre estaremos juntos - dijo Axel, su voz llena de convicción.

 

Mis lágrimas se mezclaron con una sonrisa temblorosa mientras asentía lentamente. En medio de la incertidumbre, encontraba consuelo en las palabras y el apoyo de Axel.

 

- Gracias, Axel. Gracias por estar aquí, por amarme y por querer enfrentar esto a mi lado - dije, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de gratitud.

 

Axel acarició mi mejilla con ternura y me besó suavemente en los labios. En ese momento, sentí la fuerza de nuestro amor y la promesa de un futuro juntos, sin importar los desafíos que se avecinaban.

 

A medida que dejábamos que la realidad de nuestro embarazo se hundiera, sabíamos que había muchas decisiones que tomar y un camino lleno de obstáculos por delante. Pero estábamos dispuestos a enfrentarlos juntos, con amor y determinación.

 

El futuro era incierto, pero con el amor y el apoyo mutuo, sabía que podíamos superar cualquier adversidad. Aunque el camino fuera difícil, estábamos listos para abrazar esta nueva etapa de nuestras vidas y darle la bienvenida a nuestro pequeño milagro.

 

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Capítulo 36: Un Nuevo Comienzo

 

Narra Axel

 

Permanecíamos abrazados en silencio, pero sentía la necesidad de aclarar algo.

 

- Tus síntomas no eran solo por el embarazo, ¿verdad? - pregunté, mirando fijamente a los ojos de Mía.

 

Mía me devolvió la mirada y suspiró.

 

- No he comido ni dormido bien desde que terminamos - confesó, su voz llena de tristeza.

 

Sentí un nudo en mi garganta mientras escuchaba sus palabras. Me había dolido mucho saber que la había lastimado de esa manera.

 

- Amor, debes dormir bien y alimentarte adecuadamente, ahora más que nunca - dije, acariciando suavemente su mejilla.

 

- Lo sé, pero realmente me dolió que me dejaras así - dijo, con una mezcla de tristeza y reproche en su voz.

 

La abracé con más fuerza, sintiendo cómo se aferraba a mí.

 

- Te amo - le susurré, acariciando su cabello - Perdóname por haber te lastimado de esa manera. Lo lamento mucho.

 

Mía me miró a los ojos, y pude ver el amor y la comprensión en su mirada.

 

- Descuida, solo pensabas en mi bienestar - dijo, intentando consolarme.

 

Sonreí, agradecido por su comprensión y amor incondicional.

 

- ¿Quieres que te lleve a tu casa? ¿O prefieres quedarte un rato con el futuro padre de tus hijos? - pregunté, tratando de alegrar el momento.

 

Mía me miró con una sonrisa pícara en su rostro.

 

- Mmm, prefiero irme - dijo, juguetonamente.

 

Hice un puchero, fingiendo estar herido.

 

- ¿Por qué eres así? - dije, haciendo un gesto de tristeza.

 

Mía se acercó y me besó suavemente.

 

- Es mentira - dijo, sonriendo - Claro que quiero quedarme. Estoy nuevamente con el hombre que amo, será difícil regresar a casa.

 

Mi corazón se llenó de alegría y alivio al escuchar sus palabras. No podía imaginar mi vida sin ella.

 

- Entonces, Mía Montgomery, ¿me harías el honor de ser nuevamente mi novia? - pregunté, con una sonrisa en mi rostro.

 

Mía sonrió ampliamente y asintió.

 

- Me encantaría - dijo, con un brillo de felicidad en sus ojos - Señor director, lo amo.

 

No pude contener mi alegría y la abracé con fuerza.

 

- ¿Y también podrías perdonar las estupideces que hizo este hombre? - pregunté, buscando su perdón.

 

Mía acarició mi mejilla y me miró con amor.

 

- Claro que te perdono - dijo, con una dulce sonrisa.

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras la abrazaba con más fuerza.

 

- Nunca dejaría de amarte - susurré, sintiendo cómo el amor nos envolvía.

 

- Ni yo - dijo, con ternura y convicción en su voz.

 

Una idea cruzó mi mente y una sonrisa traviesa se formó en mi rostro.

 

- Ya sé cómo compensarte - dije, con una mirada juguetona.

 

- ¿Cómo? - preguntó Mía, con curiosidad y una sonrisa traviesa.

 

- Con una cita - respondí, con emoción en mi voz.

 

Mía rió y asintió.

 

- Me encantaría - dijo, con entusiasmo - Estoy lista para comenzar de nuevo, juntos.

 

Sonreí, emocionado por el nuevo comienzo que estábamos a punto de vivir.

 

- Yo también, Mía. Juntos enfrentaremos cualquier desafío que se presente. Este es solo el comienzo de nuestra historia - dije, con determinación en mi voz.

 

Tomé su mano y la besé suavemente, sabiendo que estábamos listos para enfrentar cualquier obstáculo y construir un futuro lleno de amor y felicidad.