Lloran las nubes, lloran con lágrimas de vida y amor;
caen las lágrimas de las nubes sobre la tierra yerta,
sobre los verdes árboles del bosque,
sobre la colorida flor.
La tierra recibe agradecida, el beso húmedo,
de las gotas celestes que lloran.
Los árboles, felices, al viento sus ramas extienden,
buscando abrazar a las nubes.
La flor, hermosa, abre sus pétalos al sol
que la luz acaricia.
Lloran las nubes, lloran con lágrimas de vida y amor;
y la naturaleza, en armonía, da gracias
por el milagro de la lluvia,
que transforma la tristeza en alegría,
la sequedad en frescura, lo yerto en vida.
Lloran las nubes, lloran de angustia y dolor;
sus lágrimas caen sobre la tierra destrozada,
que sangra por las heridas de las bombas;
sobre los bosques arrasados, que lloran con ellas;
sobre los campos yertos, que añoran la labranza.
Caen sus lágrimas, sobre los cuerpos inertes,
que yacen en el suelo como muñecos rotos;
sobre la oscuridad, de lo que antes, fuera una ciudad.
Lágrimas, que no saben cómo parar
tanta desolación, tanta maldad.
¿Por qué lloran las nubes, por qué lloran de angustia y dolor?
¿Por qué sus lágrimas no pueden dar solo vida y amor?
¿Por qué la tierra está destrozada, por qué los bosques arrasados?
¿Por qué los campos yertos, por qué los cuerpos inertes?
¿Por qué no podemos amarnos tú y yo?
¿Y acabar con tanto dolor, tanta desolación?
¡Que el llanto de las nubes, sea bendición!
¡Que la tierra, comparta una misma canción de amor!