He sufrido tu calor blanco mostaza
sobre mi cabello tostado,
me has despellejado la piel
como una serpiente en verano.
Mi casas has agrietado
del dolor que le has producido, dios astro;
me has cosido las pupilas con tu brillo diamante
te he visto correr despacio y quemarme la frente.
He dormido en la piedra,
me he convertido en estrella zigzagueante
y sus luceros me han cuidado, mirándome.
he oído a la mula blasfemando de ti, en la noche.
He escuchado el ruido de la calle vacía,
he visto las moscas pensativas
revolotear sobre las viandas;
el humor mosquearse del chiste,
y las nubes blanquear los tejados.
He comido polvo del camino
y el aliento se me ha partido;
he bebido agua de ranas
en la sed del desesperado.
He amado la noche
y he odiado la mañana,
los sábados eran domingos
y los domingos no eran nada.
He sudado cántaros
y he descubierto nidos de aves
limoneros dolientes
y vides centenarias;
He oído gritar al algarrobo a medianoche
del miedo al aire;
la chicharra cantar
y sudar sin poros la toalla.
He caminado descalzo
por las cañadas, y calzado
por los cañaverales erguidos
del cauce muerto del río.
He abierto mis pupilas apesadumbradas
de ver al búho
con sus ventanas abiertas;
he conocido el miedo y lo he espantado;
el odio y lo he quemado
en la hoguera de las vanidades.
He saludado al aire cuando me refrescaba;
he amado en silencio, sin decir nada;
he ahuecado el ala cuando algo me ha desencajado;
He eliminado la aurora de mi halo.
He visto mares vacíos, huelgas de peces,
avispas dormidas encima de racimos yertos
en el suelo calcinados.
He descubierto la maldad del enmascarado.
He caminado por sombras y se han alejado;
me he convertido en sombra
y era una sombrilla de higuera.
He caminado por ríos de sangre y he bebido
la sangre de cristo, me miré en los espejos
y ya no estaba, estaba cansado de tanto ver y caminar
por esta naturaleza tan bella que está desapareciendo
de la faz de la tierra.