La lágrima va por el ojo y la mejilla
en un viaje corto donde el dolor es una semilla
que puede transitar a lo largo de una vida.
Un mensaje callado que al pasar,
es como una ola perdida en el mar
en medio de la hora más suicida.
Todo termina siendo una trama
donde no se oye la voz del alma
y se disparan las penas dormidas.
Una tristeza que sale calladamente,
una agonía que se refugia en la mente
y soledades que emergen resentidas.
Un paso más en medio de la fragilidad,
un escollo más para mi humanidad
ante el paso de lo que pasa sin medida.
Con un dolor por dentro transitando
con la pena que en mi lágrima va rodando
dejando dolor tal vez por el resto de mi vida...