Hay un ministerio invisible
Anónimo, latente y palpable.
Lleno de gracia
y falto de reconocimiento
No necesita estructura
Ni renombre
Requiere intención
Atención
Y acción
Se nutre
de un corazón desprendido
Con espacio libre de los afanes
Para llorar con los que lloran
Y reír con los que rien
¿Un requisito?
Estar disponible
Sin que una agenda lo limite
De brazos abiertos
Y genuino interés
Donde los demás
no se sienten como una carga
O solo el cumplimiento
De un deber cristiano
Hay un ministerio invisible
Anónimo
Latente
Y palpable
Intencional
Atento
Y activo
Que deja su corazón disponible
En favor de los demás
“Las buenas intenciones pueden servir para calmar la conciencia, pero por sí solas no ayudan a nadie”.