Esa sensación tan imprescindible y a la vez tan agobiante de estar acostado en la misma cama con tu divino amor y tu peor enemigo
Ese clímax boreal de no saber en que momento sentirás que eres escuchado y tu voz no será solo un mal chiste contado.
Un café en las mañanas con agrado en mi mesa fue servido por aquellas delicadas manos, mismas que anoche me brindaron aquel castigo.
Pequeñas cicatrices qué relucen en mi brazo son la marca de que no todo lo que suele ser bello no puede contener veneno.
Aquella muestra pequeña pero tan inherente de ternura y rencor, son las muestras del temor que su amor dejó, esa codicia y esa sed que refleja su rostro de querer hacer sufrir aquello que ama, la define como una dama.
Debo captar que esa dama tiene la misma cantidad de maldad en su mirada que la belleza de su dulce espalda
DUrmiendo con el enemigo no es más que un refrán para este hombre que Redacta ,
mientras en su memoria resuenan aquellas palabras que lo llevaron a la oscuridad de una cama desolada 💔