Fue un instante, un bien supremo,
una raíz en un bosque seco,
desparramada por el suelo.
Un instante lastimero lleno de musgo seco,
una sonrisa de llanto me diste por premio.
Un amanecer esperanzador de lágrimas,
que fueron cayendo
en un diluvio de muerte en vida.
Aún hoy, sigo aquí esperando
lluvias de estrellas,
mares esmeralda,
caracolas de otros tiempos.
Una mirada, un susurro
y el muro cae se vuelve heno,
esperando cabalgo por la vida
con este sueño.
Un bosque donde los duendes
sean nuestros confidentes,
un susurro en la madrugada, en silencio,
un baile de felicidad en un mirador secreto
Quiero ser alborada, no lamento
quiero vida alegre, no entierros
quiero disfrutar del momento
En cada instante , en cada rayo
que nos alcance.