RICARDO V

Cierro todas las cortinas

Desde mi ventana abierta

veo un mundo que asesina  

mis principios de nobleza

y respiro sólo mierda

porque el aire contamina.

 

Es como el oro del moro,

como una luz que encandila.

Se lucha por el desdoro,

por egoísmo y por todo

de la forma más dañina.

 

Este mundo no comprende

que camina hacia la ruina

porque nadie mira al frente

con mirada transparente

y con las manos tendidas.

 

Me asaltan dudas y penas

porque esta vida cochina

tiene rumbo de condena

con visos de estratagema

de quien gobierna y se olvida.

 

¿Por qué las guerras y el odio?

¿Por qué este afán de avaricia?

¿Por qué cerramos los ojos

a defender los tesoros

que nos otorga la vida?

 

Me siente inútil y pobre

por no batallar la envida

que se ha hecho dueña del hombre

que sólo siente y responde

al mundo de la codicia.

 

¡Vil mundo! ¡Que Dios te guarde!

¿Quién permite esta deriva?

Los que mandan poco saben,

los que saben son cobardes,

y a los demás… brillantina.

 

¿Qué puedo hacer? Me pregunto,

frente a esta vida mezquina.

Y apurando los segundos

le ofrecí mi espalda al mundo

y eché todas las cortinas.