En la mitad de la nada,
donde el silencio habita,
se despiertan los suspiros
de una alma solitaria.
El viento susurra melodías
que se pierden en el aire,
y el sol brilla avergonzado,
sin nadie a quien iluminar.
En la mitad de la nada,
las sombras se hacen amigas,
y bailan en la penumbra,
como fugitivas perdidas.
Los caminos se desvanecen,
desorientando los pasos,
y el eco de mis palabras
se pierde en el vasto espacio.
No hay sonrisas ni miradas,
solo un vacío que crece,
en la mitad de la nada,
donde mi corazón yace.
Desamparo e incertidumbre
se enroscan en mis venas,
mientras busco una salida
en esta oscura condena.
Pero quizás en la nada,
pueda encontrar la paz,
y aprender a disfrutar
de la soledad que me abraza.
En la mitad de la nada,
descubro la libertad,
sin ataduras ni cadenas,
solo el susurro del viento aletear.
Y así, en esta tierra insípida,
aprendo a florecer,
en la mitad de la nada,
encontrando mi propio ser.
“Serl “