Si tu mano se acerca al riachuelo,
la corriente se convierte en rio,
descendiendo desde la montaña,
acariciando las flores,
impregnado tu esencia en la transparencia del agua,
dando vida al árbol, a la floresta y el campo.
Si tu mano se acerca a la noche,
el tiempo pasa pronto superando el asombro,
de la oscuridad que anhela la caricia del alba,
para despertar entre nubes, amasando los sueños
descubriendo la luz, el verano y el alma.
Si tu mano se acerca a mi rostro,
mi cuerpo vence los años superando las canas,
para volver a tu infancia en recuerdos y anhelos,
en lo inmutable del tiempo que se detiene en el columpio,
animando los juegos, provocando los besos.