alegazpa

para ti

Me dicen que escriba.
Quizá porque saben que el arte
en mi pecho se agolpa
cuando galopan sentimientos incesantes
que piden que el alma los hable:

Te echo de menos,
no lo niego.
Quizá siempre te recuerde
y vuelva a tus brazos 
en los recovecos de los ecos 
que dejan mis latidos a la tarde,
llenos de recuerdos,
repletos de sucesos que acontecen
en las esquinas de mi cuarto.
Se abre un portal
y desparrama todo lo bueno vivido
a tu lado...

\"Que vuele...\"
quizá en los azotes de aire
que la tórtola da a mi mirar
creyéndome en versos libres

libre de mi pueblo...

Hacerlo por mí es sublime
y concomitante es por todos.
Ahí está el secreto
que esconde todo humano en su lodo.

Quizá alguna cumbre toquemos algún día
y con un nuevo cantar nos conquistemos de nuevo,
amiga mía.
Quizá forjemos una familia
en el altar de las ramas de estos pinos
que poco a poco van saludando a la noche.

Hay estorninos que no se cansan de despedir atardeceres,
incesantes en celebrar el final del día
con un abrazo tierno de sus trinos a la noche...
Esa en la que tanto nos hemos amado tú y yo.
Solo astros de testigo.
Lo inmortalicé en ese poema que te regalé.
Guárdalo bien, pues lo escribimos juntos...

¿Dónde acabas tú y empiezo yo?

Tu olor es algo que llevo dentro.
Mis conexiones neuronales cambiaron
cuando me entregué a amar a una hembra
que siempre lleva el universo adentro,
la más pura creación de estos luceros
que aún el azul me esconde.

Aviones...
Tantos aviones con ilusión
de un abrazo certero de corazón.
Supervivientes de los naufragios de los hombres
que ya no se aman...
Tú y yo apostando
por esos segundos infinitos,
llenos de ganas,
de placeres y complacencias
al surcar toda España
para bebernos apoyados en nuestras piernas.


La pulsión de tu vientre no se olvida,
me entregabas el rocío de la flor de tu vida.
Me dormía saciado en tu abrazo
que me mantenía en un sueño
donde el corazón en mis manos galopaba
fundido en una realidad dulce
con tu faro que alumbraba...

 

Toda referencia a ti es infinita
como el brillo de tus ojos bajo el sol
y bajo la luna...
Tantas veces perdido en tus caderas,
en tu hermosura...
Saltabas y desgarrabas todo mal de mí,
extasiado te daba de mí lo sinfín
hasta por un segundo quedar muerto...


Una diosa me besaba
y yo nacía de nuevo en ti.

 

Igual que al traerte en mis versos

hasta aquí.