Chiquilla, desde que te imagino,
Mi rutina soñolienta ha cambiado.
Como vez, ahora escribo más,
sobre todo, cuando lo haga prendando en ti,
fuiste como una estrella fugaz,
pasaste por un lado y cupido hizo su trabajo,
malherido de amor quedé,
y por ello, siempre voy a tu búsqueda;
por el mismo camino que conduce a la plaza,
el banco de siempre,
allí está posada tu alma, tu olor, tu aroma,
tus profundos sentimientos,
tus ingenuidades de juventud,
tu aliento, tu risa, y tu manera perturbadora
e inocente de mirarme.
Hubiera querido que otro muchacho
te mirara como te miro yo,
que pensara el futuro, contigo, en abundancia
sin precariedades,
no necesitas estropear tus manos con trabajo,
solo acariciar un cuerpo todo el dia,
y así pasarla eternamente contigo,
como dos que se han encontrado para compartir
hasta la muerte,
la felicidad y la vida eterna.