Νούφαρο

Pleitesía

Mi madre durante toda su vida habíase considerado una persona sumamente religiosa, postrándose cada noche ante unas imágenes sagradas pidiendo por milagros venideros o manos milagrosas, que fuesen capaces de curar todos los males a los que el mundo estaba condenado; suplicaba y rogaba ante los cielos por milagros y protecciones, esperando así que el Dios que se encontraba entre las nubes, escuchara sus plegarias y así, pudiese vivir una vida tranquila y bendecida. Siempre habíaseme inculcado este estilo de vida poco pecaminoso y siempre llevado por caminos divinos, rezandole a un Dios que nunca en mi vida había visto, pero que según mi madre, podía sentir en lo más profundo de mi corazón si es que así lo quería, había prometido serle fiel a él y predicar su palabra o al menos, vivir acorde a sus mandamientos, pero aún así nunca lo había entendido, hasta que me encontré a mí misma, postrada ante los pies de un Dios inexistente, arrodillada ante un altar lleno de melancolías y viejas fotografías que lo único que hacían era exasperar mi profunda agonía, suplicaba ante los cielos como lo hacía mi madre, por una señal o al menos una bendición, como si es que ella fuese capaz de así hacerlo, como si tuviese facultades sobre humanas como para tener el poder suficiente de bendecir y curar mis manos y mi pecho herido, solo porque las palabras de súplica que salían de mi boca, así lo pedían. Me había visto a mí misma buscando distintivos en el cielo, buscando señales, cargando fotografías en el bolsillo, como si de imágenes bendecidas por la iglesia y aprobadas por el mismo papa se trataran, pero siendo realistas, estoy muy segura que si el mismo señor que se encuentra en aquel trono de oro en ese pequeño país la conociese como yo la conozco, no abandonaría sus cargos solo por un momento a su lado, él mismo aprobaría y bendeciría aquellas imágenes y empezaría a predicar una nueva religión que llevase su nombre y su imagen impregnada hasta en la ropa de los arzobispos o el mismo vaticano, no me cabe la menor duda de que todos se arrodillarían ante sus pies e irían a la iglesia con el único fin de apreciar su belleza, empezaríamos a cambiar las letras de las canciones y de ahora en más, ubicarían estatuas de su figura en cada parte de las iglesias, nos regiríamos según sus reglas, según sus órdenes y seríamos felices si es que fuese ella quien nos mandaba, ella sería un nuevo y poderoso Dios y yo soy más fiel seguidor, pues había dejado de creer en ese Dios todo poderoso porque me parecía blasfemo y pecaminoso el hecho de estarle rezando a él mientras en lo único que creía era en ella, en sus manos tocando las mías como si fuese capaz de bendecirlas o tuvieran algún tipo de poder en ellas, creía en mí postrándome ante sus pies así fuese por un poco de cariño, esperando que algún día se acordara de mi más inútil existencia y vaga memoria, para poder bajar del cielo y llevarme con ella a las alturas. Había creado una nueva religión, con nuevas canciones, nuevas melodías, nuevos rezos, con un nuevo Dios, nuevos pecados y nuevas imágenes,  creo que le tenemos que agradecer a Dios porque ella no tuviese poderes sobre humanos, porque estoy segura que hasta él se bajaría de su trono para cederle su puesto a esa Diosa sobre humana.