Nada, solo un suspiro en el frío y pasajero momento,
una sombra que se pierde en el firmamento.
Por tu maldita culpa, me convertí en un lamento,
y en la nada misma, perdido en el tormento.
Nadie ha podido saciar este gran e infinito vacío,
este obscuro abismo profundo de tu desprecio.
Mis lágrimas se confunden con el dulce rocío.
Me has dañado y despreciado, ya no tengo arrecio.
Atravesé el desierto de la desolación,
buscando respuestas en un mar tormentoso.
Pero el naufragio me dejó sin dirección.
Y solo encontré más doloroso reposo.
Soy un barco a la deriva, sin ilusión ni misión,
un eco perdido en la vastedad del mar nubloso.