Tomados de la mano
caminamos juntos
por un paraje desolado
cubriéndonos mutuamente
de la inclemencia de la realidad
vislumbrando el destello del sueño
que se repite
donde gritamos
y el inmenso eco nos rodea la piel
la cual se eriza
y disfruta el frío que cae sobre nuestra visión
escandalizada por lo fácil
dulce y maravilloso
que uno vive en el magnetismo eterno del diluvio de lo irreal
empañando los rostros más incrédulos de la creación
los cuales enjuagamos
para enterarnos que seguimos aquí
tendidos
agonizando
juntos...