El Opal Y El Quetzal
Las majestuosas sombras de la tarde,
antes que el día por completo muera,
ya se derraman cuando mi cielo arde,
dando rojos matices a mi hoguera.
Mi mente vuela como un ave herida,
que tiñe de zafiro mis celajes.
¡Atavía de tul mi alma florida,
Oh, vísteme crepúsculo! de encajes.
La gama de belleza anda sin fin,
llorando beso, aquel atardecer.
Surco la vida con un serafín,
quien heroico acompaña mi ascender.
Hoy, esta noche luce, un pardo opal,
yo, luzco iridiscente, mi quetzal.
Ricky Arbenz
22 De Junio 2021
Chicago