Manuel Abrahan

Ecos

Me atravesó lo suave de su adiós
Y la estela de su perfume
Quedó flotando y se mezcló
Con la ira que al deseo consume.

Pero el tiempo no detuvo su andar
Aunque el eco de su voz regresó 
Y a mí olvido le vino a recordar 
Que nunca se irá, y allí quedó.