Mi otro yo
Esta es la historia triste, que paso a declararles;
la historia de una niña con ansias de triunfar,
que pasa día y noche, pensando qué contarles
lo que en su diario escribe con letras de manjar.
Anverso
¡Qué triste es ser esclavo del tiempo y el silencio
en el que viaja el miedo, la dicha de sufrir!
Mis ojos lo reflejan y esto lo presencio
como una causa injusta de mi ancho porvenir.
Hablando con el viento, pregunto quién me abraza,
si el sueño o el recuerdo, me duele hasta pensar...
quisiera ser de pronto la hiel que despedaza
y así, buscar un norte con nuevo despertar.
Mi vida es una pena que apenas desenredo
y estando en el camino, deseo hasta la cruz,
pero, de pronto lloro, vencido por el miedo
al no saber si brillo delante de la luz.
Sonrío aún callado, pues no vale la risa,
porque por dentro muero sin encontrar la paz.
¡Qué triste circunstancia, mi boca está sumisa
y toda la alegría se despidió fugaz!
Estoy a la deriva, remando mar adentro
tan solo con la idea de nunca regresar;
y pido una respuesta, mas nada es lo que encuentro
y eso es mi calvario... ¡no paro de llorar!
Pregunto yo a las aves, ¿qué caso he acometido?
Mi mundo de sorpresas no tiene colección.
Pero, mi queja queda tan cerca del olvido
en donde no hay primicias ni risas, ni emoción.
¿Por qué yo estando libre me siento todo preso?
¿qué puedo declararles si no aman la verdad?
De algo estoy seguro; la vida es un proceso,
aunque por mis caminos no exista libertad.
Yo sé perfectamente, que hay alguien que consuela
angustias y quebrantos, martirio y hasta dolor.
En él pongo mi vida, mi llanto y mi secuela
sanando poco a poco con grande pundonor.
Reverso
Me siento y así, divago, pensando cada día
¿qué tengo de delito, que sufro tanto ya?
Quisiera ser la llama que queme esta agonía,
por ende, sacrifico la dicha que se va.
Y pensar que un instante pude no haber nacido
sabiendo ciertamente mi ingrato pedestal;
tal vez en otras aguas no hubiese perecido
o ya haya navegado con rumbo sin igual.
Pero, las cosas pasan y nadie las espera,
pues nadie las espera que causen cicatriz...
mi historia es una noche tan tímida por fuera,
aunque por dentro sea la causa del desliz.
Quisiera decir mucho, de todo mi calvario
y hay algo que no deja seguir este contar....
en fin, esta es mi vida, lo justo y necesario;
el resto es esperanza, que pronto ha de llegar.
Samuel Dixon