Marisol Pantoja

Velada

Se espera el respiro puro, se esperan cálidas brisas, se espera un suspiro eterno mientras suena un chasquido de mundo. Tan poco se espera, para lo que significa un universo entero. En las noches de arrullo tardío, cuando las semillas arrojan sus cáscaras mientras se avecina el sonido abrupto, un sonido que bien puede ser un silencio eterno y con rumbo, yo espero verme reflejada, un poco más, en la retina de un espacio sideral, que sea suyo. Siempre, que sea el suyo. Susurros sin palabras, se esperan, y solo se esperan, mientras la luna observa, e impregna su pureza en las paredes blancas que nos rodean. Frente al fuego no hay mentiras, solo el cálido fulgor de una vela, que se derrite mientras derrite lentamente un par de caretas, el resultado son las húmedas mechas, diminutos árboles de vida que bailan y se esparcen sobre un fusionando paisaje de cera.