Tras el idilio, te perpetuaste en mi ser,
no hay quien pueda extraerte de mí,
eres la presencia que me hace vibrar;
habitaste en las vidas que antes viví,
y resurgirás en las siguientes,
así que tu triunfo puedes pregonar,
pues aunque perciba mil olores,
tu aroma en mi alma no se ha de desvanecer.