~ * ~Sinopsis:
~ * ~Sofía Elena decide embarcar en barco para olvidar la doble vida que tuvo y que dejó atrás por pensar en un futuro no lejano por cambiar su propio destino…
Sucesos:
Sofía Elena posee un oscuro pasado intransigente, indeleble, mortífero, letal y no la deja vivir cuando la mantiene en un trance tenebroso. La vida de Sofía Elena se enaltece de una bondad inerte, pero, de un pasado cruel y sin vindicta queda la mujer adherida al temor de ser sólo una mujer. La mujer llamada Sofía Elena posee uno de los pasados más horribles de todas las mujeres en el mundo actual. El pasado de Sofia Elena se debate en que la vida la golpeó muy fuerte en el alma, en el corazón y en la vida sucumbiendo en ser una prófuga de la vida cuando en un delictivo trance quedó atemorizada por ser presa de la vida misma y del sentido de la vida. La vida de Sofía Elena conlleva una mala atracción cuando se aferra al deseo, a la intransigencia y a lo transmutado de perseguir un solo pasado en su vida. La vida de Sofía Elena se aferra a la vida y al mal tiempo cuando se torna inseguro, pero, muy vivo el pasado de Sofía Elena. El pasado, sólo, lleva a Sofía Elena por el sendero amargo, por el camino pedregoso y por el destino incierto de cometer el mismo error cada vez que ella piensa en su pretérito. El pasado de la vida de Sofía Elena encrudece estrepitosamente la vida, el corazón y la pasión en deseo autónomo en creer que el pasado queda en el pasado, pero, ni, aún así, es indeleble e imborrable en su mente ni en sus sentimientos ni en sus pensamientos cuando se atiborra en taciturno de una mañana en la exasperación por sentir la vida en su propio corazón. La vida de Sofía Elena queda a la deriva sólo pensando e imaginando en el transcurso que su pasado comienza a perfilarse como la vida presente y actual, aunque, no era así, el pasado siempre volverá a ella. El pasado de Sofía Elena quema y arde entre las venas más abiertas, entre el sol con lluvia y la noche fría desciende desde lo más alto del cielo y Sofía Elena pudo saber que su pasado siempre regresará a su presente, aunque, quede en subrepticio dolor. La vida de Sofía Elena queda maltrecha, desolada, inquieta, pero, muy indeleble en su corazón desde que no pudo solventar ni poder olvidar a su triste y funesto pasado. Sofía Elena, sólo, mira al frío de su mirar con ojos de decepción, desolación y tristeza cuando su presente sólo quiere una salida y es poder olvidar un pretérito funesto. El pasado de la vida de Sofía Elena le entrega en razón a su propio cometido porque su pasado regresa a su presente. La manera y forma de amar de Sofía Elena fue transparente, translúcida y muy clara cuando se perfila un cometido en caer rendida ante la vida, ante su propio corazón y ante su propia alma quedando inerte, inmóvil y todo porque el amor fue para Sofía Elena un amor que intercede en el mismo corazón. La vida de Sofía Elena y su pasado transcurre en un mal deseo inerte, inherente y muy indeleble cuando su corazón sin latir está y se halla moribundo de un pasado que le atormenta. Sofía Elena siente y presiente que en el embate de creer que la vida atemoriza con devolver el pasado en la vida misma y en el presente vivido cuando es tempestad en el pensamiento. La vida de Sofía Elena depende de un cruel pasado que le atormenta, la atosiga y la hostiga hasta caer en el abismo frío y todo porque su pensamiento le embarga el presente automatizando la espera inesperada y tan exasperada de dar con la pura verdad de que su pasado regresó a la vida. La manera y la forma de amar de Sofía Elena enreda el imperio en sus ojos tristes mirando el pasado y tratando de olvidarlo, pero, ni aún así, es erróneo el olvido. La vida de Sofía Elena y su pasado quedan a la deriva naufragando en un mar perdido cuando decide Sofía Elena embarcar en un navío para tratar de olvidar a su pasado. Sofía Elena prepara a sus maletas, toma vestidos, blusas, faldas y la indumentaria que la distingue como dama siendo la mujer más distinguida y elegante de todos los tiempos. La maleta que pesa veinte libras, la toma en sus manos y va de rumbo sin dirección fija hacia el mismo horizonte en el mar abierto. Sofía Elena queda maltrecha, desolada, abierta a pensamientos tenebrosos cuando el pasado le atormenta y decide embarcar en un barco sin rumbo fijo.
Sofía Elena, siendo una dama perfecta cree que su tiempo es flojo, débil y sin latir su corazón, va de rumbo en rumbo, de dirección sin dirección y camino sin destino, si su destino era tratar de olvidar su pasado, pero, cada vez, que su pensamiento recuerda sólo la lleva por el destino sin un camino fijo. Sofía Elena, sólo, cree que su futuro brillará como hace brillar la sal al mar desde una perspectiva sana, contundente y sabia. El pensamiento de Sofía Elena va más allá de la impoluta verdad que el camino abre puertas, fronteras, murallas y derriba el cielo inalcanzable, pero, su mundo queda flojo de espíritu cruel de espanto y del alma sin luz que continuar. La vida de Sofía Elena, cuando embarca en el navío, cree que su pasado queda en Tierra y que su nuevo futuro va por mar, un mar abierto con un horizonte perfecto donde existe al otro lado otro pedazo de Tierra. La vida de Sofía Elena se debate en un frío horrorizado cuando su pasado inerte, inmóvil y sosegado queda abierto a sus propios recuerdos sin poder olvidar a su cruel pasado. El navío donde embarca Sofía Elena es como un barco de carga, pero, que lleva pasajeros hacia otros destinos, pero, en cambio de otros pasajeros Sofía Elena no tiene destino alguno. La vida de Sofía Elena cree en el único tormento de obtener la riqueza en su propia cabeza y era poder olvidar ese cruel pasado, pero, cada vez que el mar realiza una ola o una marea alta, sólo, le recuerda que no puede olvidar a su pasado. La insistente insistencia de ese cruel pasado atormenta cada vez más la vida, al corazón y al pensamiento de Sofía Elena cuando perfila el pasado en ser el primero en su cabeza y más en su triste pensamiento. El navío inmenso como el cielo mismo lleva a Sofía Elena por el mar abierto petrificando la espera inesperada de dar con el olvido en su propio pensamiento. Sofía Elena, sólo, piensa en el delirio delirante de un futuro incierto, pero, muy lejano al olvidar a ese pasado. El pasado se convierte en futuro y el futuro no se ha vivido, dice Sofía Elena. Sofía Elena casi embarcando en el navío para poder marcharse lejos de allí, de ese pueblo mal vivido, sólo, Sofía Elena se torna inestable, insegura, pero, muy trascendental en marcharse lejos y dejar atrás todo mal pasado. La vida de Sofía Elena se siente intransigente como indeleble en ese pasado que trae desde el comienzo hasta al final de su corta vida. Sofía Elena casi zarpando en ese barco, sólo, piensa en un futuro no muy lejano cuando petrifica la forma de sentir, de ver, de tocar, de saborear y de olfatear con los cinco sentidos dejando la lógica para otros momentos por un futuro para poder vivir mejor. La insistencia de la vida para Sofía Elena quedó maltrecha, desolada, inestable e insípida cuando logró pensar, analizar e interpretar un futuro que no va hacia ninguna dirección fija. Sofía Elena y el tiempo cruzan los estándares más álgidos y más fríos que un cielo oscuro o de color añil cuando ocurre el desastre de creer que el mundo como libera caduca. Sofía Elena, la vida y el futuro es sangriento como un pasado que lo lleva en un abismo frío destrozando caminos, zanjas, laderas, umbrales y destinos cuando lleva en su costado la herida cruel de un terrible y vil pasado. Sofía Elena y el futuro es y será embarcar, zarpar en el barco o en el navío dejando a sus pertenencias en un camarote individual. Sofía Elena, sólo, penetra hasta el fondo de sus propios sentimientos y pensamientos dejando saber que el futuro es inocuo, pero, no es trascendental. Sofía Elena quedó pensando en el trance de la verdad, sólo, en el futuro cuando en el insistente corazón fue como el latido sin corazón y sin más alma que la luz de sus propios ojos con un futuro incierto y sin más que el desierto fue un corazón inerte. Y, para Sofía Elena, el futuro quedó como un solo derrumbe mental.
Sofía Elena quedó atemorizada de un solo mal espanto cuando con maletas en mano quiso embarcar en un navío de un mar abierto dentro de la conmísera mala atracción. Si, en el embargo de la vida de Sofía Elena se ve como el desastre de entrever el desastre de creer en el alma sosegada de un futuro más incierto. Si, el mundo de Sofía Elena se vio como de costumbre cuando en el embargo de la vida quedó sin sentido, pero, con maletas en mano viajando desde el pueblo hacia un futuro incierto. Sofía Elena decide navegar en buque o en navío y decide dejar el pasado atrás, pero, sin saber una cosa, que el pasado va con uno mismo a donde uno desea ir, aunque, en el mar esté navegando o naufragando, el pasado va con uno mismo a donde sea. Sofía Elena, cuando en el alma se aferra al deseo de ir lejos de ese pueblo donde deja todo pasado inerte e inmóvil. Y, Sofía Elena cuando, en el alma se aterra sólo de mirar al navío o al buque donde zarpar, ya, es demasiado tarde para aquella mujer que encierra el temor de ser como el desastre de creer en el instante de saber que en el instinto de Sofía Elena llega a ser como el ser sin ser. Y, Sofía Elena sin calmar el instinto y sin poder borrar del universo la frialdad de su frío pasado en converger en el trance de la verdad se vio friolera como cálida, pero, con el instinto de una sola fría verdad. Sofía Elena se vio atemorizada de un sólo espanto, si, quedó como el deseo o como el instante frío de sentir en la envergadura del afán de creer que su futuro no tiene pasado, pero, sí que lo tiene y que lo posee. Sofía Elena, cuando, en el imperio sosegado se vio atormentada como el destino álgido y tan irrelevante que posee como una doble vida, tanto edificando su destino como el camino frío de entrever una sola razón perdida entre el zarpar o embarcar en ese triste navío o buque hasta lograr llegar a otro destino o camino. Sólo, Sofía Elena se torna exasperante como el mismo dolor fuerte de querer atravesar por el mar abierto hasta lograr llegar a puerto seguro sana, salva y más con vida. Y, destruyendo en el alma una sola verdad en Sofía Elena, sólo en el rumbo y en el desierto friolero de su alma quedó, así mismo, como un inmenso desierto sin nada ni nadie a su alrededor. Cuando Sofía Elena en el instante creó lo peor en el camino un desierto frío y tan álgido como ese mismo cielo inalcanzable en que crea un sólo techo. Y, la vida de Sofía Elena quedó como el único insistente corazón que debió de haber entregado una sola verdad conmísera cuando en el camino quedó como una sola verdad efímera que sólo desea borrar de su triste camino un frío pasado que no logra ocultar. ¿Cómo Sofía Elena cambia su vida y su presente?, pues, en el transcurso de la vida y de la corta existencia, se debe, a que el deseo se convierte en un deleite frío, y de un tiempo en que la verdad queda como un futuro incierto. La vida de Sofía Elena se debate en el alma como una gota de bondad en un futuro incierto que en el trance de la verdad se deleita como la fría verdad y tan impoluta como la verdad en que el deseo se convierte en un desafío incierto. Si, la verdad en el alma de Sofía Elena se ve y se siente como percibir el transcurso de un deleite friolero y tan frío como el desastre de entrever en el alma una fría insistencia. Cuando en el deleite frío y de un friolero instante se debate en un trance imperfecto en caer sobre el futuro incierto, sí, Sofía Elena. Destrozando el aire y la comitiva de creer en el suburbio autónomo en caer sobre el tejado de una desventura o de un infortunio claro y tan contundente, sólo, Sofía Elena se siente como una muñeca o como un títere desmoronando la idea sobre la proa o en babor de un barco o buque zarpando lejos de allí mismo, de ese cruel pueblo que la dejó mortífera de un sólo espanto. Porque la vida cambia y el futuro llega para Sofía Elena.
El pasado de Sofía Elena se enaltece como la bondad fría, pero, dejando inerte el corazón, sólo, pensando en el desafío frío de un futuro sin dirección ni rumbo fijo. Y, Sofía Elena, sólo quedó como principio de un sólo sueño y era combatir, zarpar lejos de allí dejando cambiar su vida por un futuro incierto, pero, sólo quedó indeleble su eterno pasado. Sofía Elena decide embarcar y zarpar lejos de ese pueblo donde su pasado fue intransigente y muy corto en amar lo que Sofía Elena deseó. Sofía Elena es indeleble en un pasado lleno de vicisitud, de error, de horror y de un ingenuo cuando, solamente, quiso entregar alma, vida y corazón para borrar todo ese pasado en su camino pedregoso, pero, que ésta vez, no era en Tierra sino en todo un mar abierto. Sofía Elena, aunque, quiso no pudo olvidar a ese triste pasado cuando el tormento y la tempestad afloró dejando un mal sabor de boca provocando que su insistente corazón en querer olvidar el pasado irrumpiera en un futuro sin rumbo fijo. La vida y el pasado de Sofía Elena se vio insistentemente indeleble como sino se pudiera borrar todo lo cometido ni lo vivido. Sofía Elena,cuando en el alma y en el corazón, se dio como lo más pernicioso de todos los tiempos y lo más funesto de todos los corazones cuando en el alma, Sofía Elena se entregó en cuerpo y alma, vida y corazón en poder recordar a ese pasado sin poder olvidar. Si, Sofía Elena quedó como un suburbio autónomo de la pura realidad cuando quedó como la verdad imborrable y sin poder ser falsa. La vida de Sofía Elena fue como una verdad oculta cuando por zampar en el barco o buque sólo sin fallar como el dolor se fue de allí de ese pueblo donde le dejó un cruel pasado tan horrible como la misma falsedad y que ella oculta. Y, la verdad de que Sofía Elena es como el tiempo o como suburbio autónomo de dar una sola mala situación creyendo que el alma es como el mismo dolor, pero, con la misma furia en ocultar a ese pasado yéndose lejos en ese navío o zarpando lejos de allí cuando ocurrió el desastre de creer en el alma dejando lejos el tiempo y el corazón en un sólo latido. Y, Sofía Elena se vio forjando en el tiempo y más en el deseo de entrever a la razón una desilución y una fría decepción en la que el tiempo y el pasado quedan demostrando que duele el pasado muy perenne en el alma de Sofía Elena. Sofía Elena, cuando en el suburbio autónomo de su propio corazón por lo más funesto de un tiempo quedó como el pormenor más frío de un sólo deseo de creer en el momento más álgido de todos los tiempos cuando en el ocaso de ese sol penetró desde lo más fondo de su propia alma. Si, Sofía Elena desafortunadamente y el infortunio decreta un sólo oculto secreto en el mismo corazón que amó con locuras y con una gélida tortura desde el más nefasto de todos los tiempos. Porque para Sofía Elena cuando ocurre el desastre frío de entrever en razón que el pasado llega, no se va y no da más que el tiempo perdido es cuando ocurre el frío de un fuego tenebroso en que sólo se logra destrozar la vida y el cometido de creer en el imperfecto porvenir de dar una sola mala situación. Torturando y tiritando de fríos a la piel se halla Sofía Elena sentada cerca a babor por el lateral del barco y sólo piensa recordando a su indeleble pasado formando en la crueldad de la insistencia de un sólo corazón amar a su vil pasado para poder borrar totalmente, aunque, eso no pueda ocurrir. Y, Sofía Elena, la más vil de todos los tiempos en que el ocaso se marchó lejos y ella sintiendo sólo y perfilando que el tiempo ocurre y transcurre como el solo deseo en el corazón y sin poder borrar el pasado quedó Sofía Elena recordando sentada en babor todo su cruel pasado y es un pretérito casi incandescente o como la misma llama de un fuego devorador que quema como el deseo o como la vehemencia carnal entre dos amantes.
Aunque, Sofía Elena, ya, zarpó en ese buque o navío o inmenso barco queriendo borrar el pasado en un pretérito imborrable, si, su corazón quedó inerte e inmóvil como las nubes en decepción o en un inerte mundo, el cual no, existe jamás. Sofía Elena, cuando en el ocaso frío y en un venidero mal instante, se siente como el instinto jamás de un sólo tiempo nefasto y tan cruel como desamar a su pasado de una vindicta, la cual, Sofía Elena nunca forjará. Sofía Elena en ese navío desea olvidar todo su pasado como el mar cura a las heridas, pero, ésta vez, no es herida sino un cruel pasado que trata en poder olvidar. La insistente alma lleva a Sofía Elena por el camino incorrecto, por el rumbo incierto, por la dirección errónea y equívoca porque, aunque, deseaba Sofía Elena olvidar todo su pasado durante y después de ese mar impetuoso quedó sentada en babor queriendo regresar a su pasado, otra vez. Sofía Elena deseando que el barco regresara a puerto seguro de donde ella pagó un boleto para marcharse lejos del pueblo y, el barco no regresó. La ilusión que posee Sofía Elena en regresar al pueblo era un deseo mínimo, pero, muy conceptual cuando, sólo, deseó embarcar lejos y soltar todo su pasado a ese mar abierto y que las olas se lo llevaran lejos de ella, de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su corazón y de toda su vida. La existencia de Sofía Elena y su persistente insistencia en regresar al pueblo la mantiene intranquila, inquieta y con su corazón latiendo muy fuerte porque en el trance de la verdad sólo queda como una verdad indeleble y es su pasado imborrable en su sentido, en su corazón y más en su propia vida. Si, en el trance de la verdad quedó Sofía Elena queriendo derribar toda manera y forma de sentir que el cielo es inalcanzable y que el barco va a llegar a puerto seguro, aunque, sea en otro puerto. Sofía Elena, sólo, quiere olvidar a su pasado y ese pretérito queda infructuosamente adherido a su sentido, a su corazón, a su alma y más a su propia vida. Sofía Elena decidió embarcar y zarpar lejos de allí, de ese cruel tormento y de esa cruel tempestad. Sofía Elena en el delirio sosegado y tan frío como el venidero mal instante puede creer que el pasado es tan doloroso y tan frío que puede existir una fría conmísera e inminente vindicta porque en el trance de la verdad más perfecta la amerita. Y, Sofía Elena en una forma de liberar el trance de la verdad fría y de un autónomo desenlace frío y tan autoritario por creer en el comienzo de dar una sola señal fría en creer que el pasado muerto es de un sólo espanto porque cuando en el frío del albergue del corazón de Sofía Elena entristece de una forma en conocer que su pasado es un suburbio frío, de un mal indecoroso y mal trance imperfecto. Cuando arde el pecado y la fría tentación en Sofía Elena, en cuanto, sin poder olvidar el pretérito que le atormenta, que le embarga, que le atosiga y que le asusta. Sofía Elena, en el alma, le hostiga ese pasado en que le comienza a dar un cruel sustento de un mantenimiento de un cruel y frío pasado que no borra su ayer. Y, Sofía Elena en ese ayer era el vil pasado que le corre desesperadamente por el cuerpo, la mente y más en su terrible corazón deliberando en una sola razón perdida y era que su corazón, ya, no late igual que antes. Y, Sofía Elena encerrada, abatida y adherida a un sólo tormento frío y tan álgido como la fría mentira en que vive Sofía Elena cuando en su mundo sólo queda como un funesto mal tiempo. Y ese ayer friolero, denso, insípido y cruel en su insistente insistencia de un solo corazón se debate un solo frío queda, Sofía Elena atemorizada de un sólo mal percance y tan friolero. Sofía Elena quedó sin poder regresar por zarpar en ese navío y en ese inmenso barco. Y, Sofía Elena, sólo, pretende poder regresar a puerto seguro recordando siempre a ese cruel pasado, pero, lleva una gran insistencia en poder olvidar a su pasado.
La muchacha y mozuela que posee uno de los pasados más crueles, sólo, queda zarpando en ese barco y en ese inmenso navío desde que embarcó por tratar de olvidar todo su pasado. La mozalbete que es una joven de la tercera década encierra todo temor, toda ansiedad, todo voluptuoso tiempo y todo rencor en tratar sólo de olvidar a ese pasado. La vida de Sofía Elena se torna exasperada por llegar a puerto seguro para saber si ha olvidado todo su error en pasado o cambia de un pasado hacia un nuevo futuro. El sentido de la vida para Sofía Elena queda intransigente, insípido, indeleble y atemorizado de un sólo dolor consecuente, inestable y muy acelerado en su propio corazón. Sofía Elena quedó llena de temor, terror, miedo y horror cuando ella sólo perpetra recordar un sólo mal recuerdo y era ese cruel pasado que la persigue, atosiga y hostiga con dolor penetrante en su alma y más en su corazón. Si, Sofía Elena piensa en un futuro incierto, ¿cómo llegar a puerto seguro y saber que cambió toda su vida?, si llegó el final de un eterno comienzo cuando Sofía Elena decide embarcar en ese navío o intenso barco para poder borrar todo su pasado o tan siquiera saber discernir y deliberar en cuanto a un malo pasado. Sofía Elena, cuando en su entorno y, sentada en babor sólo edificó su tormento y su rica tempestad en saber destruir el cometido en descifrar lo que enternece en cuanto a un pasado como la llama de fuego en ardiente fervor. Sofía Elena en el afán de llamar a su pasado como frío tormento en un trajín de deseos nuevos en el alma y más en su propio corazón deliberó un triste tormento cuando en el nefasto de todos los tiempos se edificó un sólo mal instante. Y, fue Sofía Elena, la que en el silencio de su propia alma quedó como el fuego devorador de un cálido siniestro cuando quedó derribando el cometido en caer de bruces caídas frente a proa cuando caminó de frente a babor de camino frente a la proa. Y, Sofía Elena pensó en cambiar a su destino y a su presente cuando imaginó que se halla cerca de puerto seguro para tener un nuevo futuro. La vida de Sofía Elena quedó allí maltrecha, adolorida, abatida y cayendo de bruces caídas frente a proa. La vida forja un nuevo destino, cada vez, que se comienza desde cero porque la vida para Sofía Elena es tratar de vivir lo suficiente con o sin vida. Sofía Elena, sólo, desea cambiar su vida, olvidar a su pasado y vivir el presente. La vida para Sofía Elena es intransigente, dolorosa, fría, desértica e intranscendente, pero, sólo en el alma cuando el rumbo sin rumbo no cambia el destino fijamente. La vida para Sofía Elena, pero, ella deseaba con todo su corazón que fuera fantasía, pero, sólo un rumbo, el cual, toma desesperadamente era llegar sana y salva a puerto seguro para poder cambiar el vivir y el presente. Sofía Elena, una joven de la tercera década comienza a pensar e imaginar que su vida no cambia sino que el pasado la persigue, más y más. El pasado para Sofía Elena era tan real con el mismo cielo o como el mismo mar que tenía de frente, allí, de bruces caídas frente a proa y la proa sin movimiento alguno, sólo, con un deseo efímero, pero, tan perenne como la impoluta verdad que desea salir airosa de ese pasado y trance mortal. La vida para Sofía Elena queda como huella indeleble sin poder enfrascar el frío desierto en que el acometido desesperado en caer frente a ese mar de rodillas la deja inmortal de espanto y tan seguro poder salir tenebrosa de esa embarcación o navío para poder cambiar un rumbo, una dirección, perecer el pasado y cambiar su presente en un futuro no muy lejano. La vida de Sofía Elena se ve indecorosa, intransigente, insulsa e insípida cuando, sólo, logra que aquélla sal de aquél mar abierto penetrara en su profundo olfato y, ya, que la nariz tenía la sal del mar sólo quiso sentir como se siente y no ser insípida, pero, aunque todo eso pasa desapercibido para Sofía Elena, ella sólo, quiere olvidar su pasado. La vida de Sofía Elena entristece tanto y por tanto que destrona su pasado queriendo vivir un presente sin poder ser indeleble su pasado.
Sofía Elena levanta a sus rodillas en proa y se dice que… -¨jamás caer de rodillas, si la vida está en pie y puede comenzar, otra vez¨-, y, esa, fue la frase más penetrante, más imborrable, más deseosa que en todos los malos tiempos que vivió Sofía Elena. Si, Sofía Elena quedó maltrecha, adolorida y con un corazón indeleble en que sólo debate una espera para que su corazón se levante del suelo. La vida para Sofía Elena cambia de ángulo tras ángulo, de pasado a presente y de presente a futuro cuando tristemente recuerda vagamente a un pasado doloroso. La vida para Sofía Elena quedó herida, sosegada, tranquila, con una intransigente templanza cuando su dolor quedó a la deriva como ese navío inmenso en que sólo ella quiso escapar de un cruel pasado que la atosiga, la mortifica, la hostiga y la persigue. Sofía Elena en su cruel mundo llega a atemorizar de un espanto inseguro, de un futuro incierto y de un momento trascendental que por un altercado frío o una contienda álgida sin marrar el destino cruel queda adherida por siempre a ese maldito pasado que la atosiga vilmente. El buen ángulo de la vida de Sofía Elena, es un ángulo recto, el cual, delibera dos cambios, dos vertientes, dos rectas que conceptualmente se unen en un punto fijo, pero, Sofía Elena no deja de mirar la infinita recta que no cambia su rumbo ni a su pasado. La vida para Sofía Elena no cambia el ángulo de atemorizar un solo mal desprecio en que sólo decidió embarcar para poder olvidar y borrar a su pasado, pero, ese ángulo quedó abierto como un ángulo equilátero y que la recta es infinita para ambas direcciones. La vida de Sofía Elena queda adherida al mal tiempo, al recelo y a la comitiva de atosigar un rumbo incierto para poder olvidar un pasado inerte, pero, el ángulo que toma la vida de Sofía Elena es un ángulo recto con dos rectas, con dos caminos, dos vertientes, dos salidas hacia el infinito y es poder vivir con el pasado u olvidar el pasado. Y, realmente, sólo a Sofía Elena le queda no olvidar el pasado y vivir con el pasado porque, aunque, ella quiera con todo el rencor de su alma arrancar de raíz ese tallo que forja un mal pasado sin poder olvidar no lo puede arrancar. La vida de Sofía Elena queda maltrecha, adolorida e insípida frente a toda esa sal de ese mal abierto que, aunque, ella quisiera borrar ese pasado no pudiera. La vida para Sofía Elena trata de atemorizar el pasado para poder escapar y olvidar el pasado, pero, sin lograr edifica su corazón para poder ser un pasado sin ser indeleble. La vida queda llena de espanto cuando el ángulo que toma Sofía Elena es un ángulo recto abierto con miras en poder borrar el pasado y poder llegar a puerto seguro y todo porque desea cambiar de rumbo estrepitosamente por haber embarcado y haber zarpado en ese inmenso navío. La vida encierra el dolor y más la vida en desear amarrar al navío frío de su conmísero mal camino dejando saber que el destino es y será un fuerte pasado indeleble. Sofía Elena, en el alma, se ve intransigente, inmóvil e inerte como la frialdad de un sólo cometido y tan álgido como el imperio sosegado de creer que en el universo no cambia de luz sino que todo es oscuro y, así, es su eterno pasado que no cambia de rumbo fijo ni dirección fija. Si, Sofía Elena derrumbó la vida y, más que eso se desmoronó la vida en que el silencio se siente como el amargo sabor de un sólo cambio de un ángulo de su eterno pasado. Y, Sofía Elena en camarote, sólo, piensa e imagina como un suburbio autónomo de un sólo corazón en que cree que el destino es álgido y tan gélido como el imperio de su insospechado corazón sabiendo que el deseo es efímero más que de costumbre.
La vida de Sofía Elena quedó siempre en ese inmenso navío y zarpando lejos quedó allí mismo. Si la vida de Sofía Elena se vio como de costumbre en una sola soledad efímera, pero, leal. Sofía Elena, sí, leal como era honesta en su virtud porque cuando en el trance de la verdad se vio fría como el hielo o como la misma fría nieve en que el dolor se siente como el invierno. Sofía Elena, en el frío invierno, encrudece de un mal tiempo si se siente como el deseo perenne y tan fuerte como el árbol que da una sola sombra. Porque Sofía Elena cuando en su fría alma se siente como el pasaje de ida sin regresos, si, quedó con boleto en mano, desde que zarpó en el inmenso navío y en el barco como pasajera hacia un frío destino y un camino tan friolero como el derrumbe total en querer borrar el deseo nefasto de un sólo mal tiempo a su propia alma. Cuando en el trance de la verdad y tan efímera como la verdad perenne quedó Sofía Elena como un corazón solitario, desolado y triste, pero, con un sólo afán y era el de cambiar su pasado por un buen futuro. Si, Sofía Elena quedó como el mal sabor de un mal tiempo en que el deseo se juega con el pasado y en una sola decepción. Sofía Elena decidió zarpar lejos de aquel pueblo que sólo le dejó un mal y un cruel pasado dejando estéril a la vida y más al sólo desafío de entrever un sólo latido y era su corazón adolorido, malherido y desafortunadamente muerto de un espanto tan mortífero y de un letal pasado. Sofía Elena cree que el tiempo es inocuo, pero, es muy doloroso cuando el tiempo encrudece de dolor en el cuerpo y más por un pasado indeleble, imborrable, indeseable y tan letal como poder ser del alma una sola verdad. Sofía Elena destruye a su pasado navegando por el mar y en el inmenso navío destrozando a todo pasado con un futuro incierto, pero, que desea Sofía Elena vivir y cambiar por ese cruel y vil pasado. La esencia y la presencia en el inmenso navío se debe a que el destino frío no calma en decepción a todo pasado tan cruel, tan vil, tan inherente en el alma que queda adherido como imán en ese barco. La vida de Sofía Elena es tierna y posee una ternura saludable, pero, su pasado honesto, lleno de virtud y de integridad no la deja poder vivir en paz. Sofía Elena entristece tanto y por tanto porque su pasado no la deja vivir en paz destronando, desmoronando y destruyendo todo buen camino intuyendo que el destino aflora una forma y una manera de ver el cielo inalcanzable desmoronando el tiempo, la hazaña y la comitiva de creer que ese pasado no tenía fundamentos, pero, Sofía Elena queda maltrecha, desdichada, desilusionada y sin una vindicta eminente en dar a proseguir un camino sin destino. Sofía Elena cree que el rumbo queda incierto demostrando que la vida es autónoma y que el futuro es incierto cuando no se ha vivido dejando saber que la verdad queda oculta, pero, el pasado sin subrepticio. La forma y la manera de haber zarpado en ese inmenso barco y en ese gran navío sólo deja ver a Sofía Elena sentir que el mar no se va desvaneciendo ni con la sal ni con el frío invierno de un momento cuando se debate una sola sonrisa en mirar el porvenir como un futuro incierto sin haber vivido lo más poderoso de un solo futuro. La vida queda como un mal reflejo y como un espejo del alma cuando queda como un mal reflejo el rostro de Sofía Elena en ese mar abierto cuando ocurre el trance más imperfecto en deleitar un frío pasado y ocurre el desastre en ofrecer una sola tristeza en que el mundo crece como el pasado de Sofía Elena. Si, Sofía Elena cree que el rumbo queda incierto como un sólo deseo de entrever el imperio sosegado en dar una sola verdad, pero, tan efímera. Y, a la verdad que Sofía Elena se siente como un sólo mal desafío de ver cruzar en el cielo un cometa de luz, cuando en el universo oscuro se da lo más funesto de un tiempo de todo un mal pasado de Sofía Elena.
Sofía Elena llega a puerto seguro con un futuro incierto y con la crudeza de unas venas abiertas de un crudo dolor cuando ocurre el trance directo de dar una sola certeza. Sofía Elena, en el alma, quedó como la más cruel vindicta cuando ocurre el dolor de un sólo desastre. Y, Sofía Elena quedó como un suburbio autónomo de creer en el desierto frío en caer sobre la forma más indeleble en quedar como una sola verdad inocua en el alma, en un deleite frío y tan efímero por conocer la fría verdad de que su pasado era inerte como un dolor en el alma. Cuando en el reflejo de la verdad se dio como el dolor frío y tan gélido como el tormento frío en que el alma de Sofía Elena se siente como el frío nefasto de un ir y venir lejos de un sólo mal porvenir. Si desafortunadamente Sofía Elena llega a puerto seguro se va lejos de la vida y del reflejo de la vida en el rostro de ese mar lleno de la sal que ella necesita para poder sentirse viva y sin ser insípida. Sofía Elena, cuando en el tormento frío de creer en el alma gélida, se siente como el desafío inerte e inmóvil, sólo, quedó como el desastre de ver al cielo como una sola verdad y tan fría como el mismo hielo en la misma piel. Si Sofía Elena llegó a puerto seguro queriendo derribar el cometa de luz y saber que vivirá lejos con ese nuevo futuro que posee por delante. Si Sofía Elena se convierte en un deleite intransigente cuando ocurre el mal desastre de dar una sola verdad y tan fría como el hielo en los mismos pies que pisan a puerto seguro después de haber zarpado en ese inmenso barco llevando a un cruel y vil pasado desde su propio costado. Y, Sofía Elena, sólo, cree que su pasado quedaría en ese inmenso navío o barco desmoronando el cruel destino y el camino lleno de una paz que no logra obtener. Y, Sofía Elena cree que el rumbo y el futuro incierto se deleita como el frío veraniego de un invierno friolero que queda en descender desde ese barco cuando baja Sofía Elena de ese gran e inmenso navío o barco. Sofía Elena siente un buen frío que se deleita cuando no bajó al puerto seguro de su pueblo sino en otro puerto más frío que el mismo hielo en sus mismos pies. Si Sofía Elena cree que en el alma de ésta mujer queda como una sola verdad inocua destrozando un sólo pasado friolero y tan real como el pasado fructífero de un sólo dolor en el alma de Sofía Elena. Sofía Elena se siente como el desafío frío en poder creer en el desafío inerte e inmóvil de una sola alma con la luz descender y tornar luz incandescente que aflora el alma de ver el cielo de azul en vez de ver el averno lleno de cálido fuego, pero, de un funesto desenlace. Sofía Elena, cuando en el reflejo de todo rostro, se siente como el desafío inerte y tan oculto en un dolor de subrepticio ademán frío de creer que Sofía Elena quedó bajando el umbral o peldaño del navío hacia un cruel destino y un futuro más incierto que haber vivido y haber venido desde lejos para poder llegar a un puerto seguro donde el futuro es como el desastre de creer que el rumbo queda incierto y sin dirección fija. Sofía Elena cree que el tomento se debe a que el universo es tan oscuro como ese débil e inocuo pasado que encierra el deseo en poder hacer caer de bruces caídas en aquella proa a Sofía Elena. Y, Sofía Elena quedó lateralmente en babor cuando su rumbo fijó un destino pensando e imaginando lo que encrudece el tiempo y más en el corazón de Sofía Elena y más en el tiempo oscuro de un cruel pasado. Y, Sofía Elena bajó y cruzó el umbral o el peldaño frío de un pasado hacia un futuro incierto que quedó como el desastre de creer en el nuevo vivir cuando en el alma sosegada de creer de Sofía Elena porque quedó como el suburbio autónomo de creer en el aire con una sola álgida verdad cuando en el freno de la insistencia bajó el umbral o el peldaño pisando fuertemente en el suelo y, más que eso a la Tierra por vivir.
Y, Sofía Elena, quedó como un autónomo suburbio de creer que su pasado era tan fuerte como el dolor, pero, el dolor era sólo una verdad efímera en poder creer en el futuro se debe a que el desafío es inerte como ese pasado cuando el futuro es incierto. Si Sofía Elena se debe a que el futuro es cruel, pero, ¿Sofía Elena cambió su pasado por un futuro mejor?, no se sabe a ciencia cierta que el futuro es incierto como de costumbre. Porque, Sofía Elena, fue como el suburbio autónomo de creer que el pasado queda como un dolor en el alma o como un alma sin luz que emana de lo más incierto. Y, Sofía Elena, cree que el tormento es frío como el hielo, pero, era más el invierno como el desafío de llegar a puerto seguro. Porque, Sofía Elena, era y es como el cruel pasado cuando se juega la virtud y la honestidad de un pasado inerte y tan fuerte como el haber quedado como la fuerza de un futuro incierto fuera de la puerta al cruzar el umbral o el peldaño de un juego del pasado inerte y tan frío como el hielo en la misma piel. Y, destrozando el alma de Sofía Elena quedó el alma llena de fríos desconciertos y de un temor incierto como poder ser un futuro horror cuando Sofía Elena quedó como un umbral o un peldaño inerte y tan frío como la nieve que cae desde el frío cielo en esa nueva ciudad en que llegó a puerto seguro. Y, Sofía Elena quedó como el suburbio de un sólo corazón quedando como el tiempo friolero y tan adecuado como el abrigo que abriga a su piel dejando caer la nieve en el abrigo y no en su piel mortífera de un sólo mal espanto cuando en el alma de creer en un futuro incierto se siente como el desafío muerto de un pasado que corre y que la atosiga como el desastre de poder creer en el hálito frío que sale de sus lindos labios. Y, Sofía Elena quedó como el desastre frío y de un futuro incierto cuando bajó el umbral del navío quedando en la sola soledad en un puerto seguro y, ¿qué hace Sofía Elena?, cuando en el alma de ella se siente como el pasaje de ida, sin regresos y, con boleto en mano quedó en puerto seguro queriendo regresar a su pasado, pero, ¿qué hizo Sofía Elena, cambió a su pasado?, y, sí, que caminó y cruzó avenida abajo y calle sin destino esperando por hallar una sola verdad que dejó en aquel mar a todo pasado friolero e inocuo, queriendo hacer y renacer con un futuro nuevo, pero, tan cierto como esa nueva nieve fría que cae en su piel y más en su abrigo llenando de calor a su piel. Y, la existencia de Sofía Elena quedó mortífera y tan letal, pero, lo que hizo una mujer de su época fue intrascendente. Sofía Elena corrió como cruzó ese umbral o peldaño del gran navío dejando atrás a todo pasado inerte e inmóvil.
FIN