Se va apagando el silencio
y tú acudes, soledad,
llegas sin prisa y sin nombre
como las olas del mar.
Vienes con viejas canciones
y el silencio sepulcral,
que devuelven las aldeas
solitarias, por su edad.
Y así los hombre se duermen
y no piensan en el pan
que les falta y que consiguen
con el sudor de su faz.
La soledad, en la vida,
se consigue sin pensar,
ya que acude hasta tu lado
con sonrisa de cristal.
\"Se va apagando el silencio\"
y hasta calla el tulipán
del corazón del poeta
que suspira sin cesar.
Es transparente, y lo sabes,
un suspiro y nada más,
un vacío para el cuerpo
y para el alma su hogar
Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/24