Mañana será muy tarde para pensar
sobre lo que debía haberse pensado hoy.
Nunca volverá el momento justo
para hacer aquello que se había pensado
y cuando se haga, cuando se ponga uno a hacerlo,
ya será mañana y muy tarde compañero.
El momento no tiene un mañana
como lo tiene el día, como lo tiene el alba.
El momento es el ahora de las cosas en el tiempo
y ese adiós postergado al amigo que se marcha
se convertirá en tortuoso remordimiento
porque lo que no fue, nunca será igual.
Nuestros actos tienen la vida de hacerlos
y de cuerpo tienen la razón y el tiempo,
más todo aquello nunca realizado,
dejado pendiente, aplazado,
será un fantasma errante disfrazado de conciencia
vengadora con máscara de arrepentimiento.