GDA

VOLEMOS YA A OTRO CIELO

Existe un precio en las temeridades,
y es el deseo de reiterar la proeza,
en la plenitud de la noche o en la mañana,
ese es tu empeño… arrasar capitales
y gentíos completamente para conquistar
al tiempo idealizándolo en nuestros idilios,
superando a la lánguidez de los crepúsculos,
creando besos, miradas y abrazos,
que nos inmortalizarán en los trances,
por la proximidad de nuestras bocas,
pero será un anhelo sin realizar
si dejamos que los ángeles de sombras
persistan letalmente con los conjuros,
así que, mujer, volemos ya a otro cielo…