A veces la tarde es como un espacio profundo
donde todo se pierde.
Las aves en bandadas pasan largamente,
acercándose al mar,
hundiéndose en el horizonte…
Nadie vino ayer y quizás
nadie vendrá hoy
y tal vez nadie más vendrá después.
Es como el anticipo de la ausencia,
el punto de partida de una pérdida que se liga
al silencio,
al aire gélido de un palacio oscuro.
¡Ya nadie más vendrá!
¡Quisiera salir, como un díscolo y escapar
con mi fiebre
hacia las desnudas sombras de tu silencio!
Ni siquiera tú, adelfa adelgazada por la fría luz
de lo lejos
puedes romper ese hilo de rastro
que me lleva a ti.