No hay una tercera opción, si valoras los diezmos igual o mas que la sabiduría no valoras lo que es invaluable por sobre todo lo demás. No obstante su elección ya está puesta, quieres los tesoros de la palabra de Dios, la profundidad de sus enseñanzas, o seguir ciego con falsas interpretaciones, con enseñanzas superficiales.
El alimento sólido es para quienes se dejan perfeccionar, pero si pones tus diezmos por sobre lo demás, como obtener lo que es importante si ya lo has desechado, lo has menospreciado, Dios no da si no valoras aquello que te está dando, el no da lo Santo a cualquiera, ni sus perlas son para todos, el que quiera lo Santo debe dejar a un lado lo que no es importante.
Quien no sienta sed de justicia ante la injusticia de vender la fe, y la escuda en que su salario es cobrar diezmos, pués ese no obtendrá lo Santo, y su salario será ese dinero no los tesoros en el cielo, acaso Dios es mal negociante y no da a cada quién según obra en mayordomía; eso es indecible, laboraste por un salario en esta tierra y en esta tierra cosecharas, pero si laboras por un salario en los cielos predicando sin cobrar, de los cielos cosecharás tesoros eternos. Es cierto, Dios suple lo necesario, pero compartir con los pobres y dar a cada quien lo que necesita de las ofrendas para Dios, es justo, repartir todo entre todos los congregados es justicia, el amor no se deleita en las injusticias.