Ellos tendrán las bombas
pero nuestra es la explosión;
Saltémosles por los aires
sus ansias de confrontación.
De ellos son las coronas,
los palacios y el panteón,
Pero no podrán, con su oro,
comprarnos el corazón
ni nos quitarán del sentimiento
el manejo del timón.
En sus manos el poder,
las leyes y el paredón,
Pero aunque el tintero
se nos quede sin munición,
con un palo en la tierra
les diremos lo que son.
Ellos pondrán las fronteras,
las reglas del juego y el balón;
Nada nuevo en chachilandia,
tan solo lupanares* del montón.
Mostrémosles nuestras heridas
por las que sangra la pasión.
Ganemos o no ganemos
desarmaremos su razón.