Luis Ernesto Hernández Aguirre

HORIZONTE

Fue en las letras serenas de un poema

en el medio del necio torbellino

en que plasmé aquellas rimas ligeras

que aspiran otro fin de mi destino,

una marcha que me prometiera

colofón de mi trémulo camino,

gracia que resentido rechacé

e ignorante sus frutos desprecié.

 

Después de haber estado transitando

los escollos profundos del infierno,

inconsciente por estar buscando

los placeres ignotos del invierno,

por recorrer sin sosiego o recato

los hondos abismos del desconsuelo,

rubricó mi pluma diligente

la pena de mi corazón doliente.

 

\"Una razón para dejar tu mundo

del confuso presente necesito,

abandonar veloz el sueño absurdo

y escapar presuroso de tu hechizo,

olvidar este amor que me sedujo

doblegando mi suerte y mi destino

al yugo falaz, artero e inclemente

que me hizo hipotecar mi débil suerte\"

 

Cuánto tiempo pasé desconcertado

inmerso en el dolor y confundido,

de mi brillante sensatez privado

prisionero, cautivo y abstraído,

del encono y sufrimiento esclavo

de aspiraciones y credos perdidos,

que convirtieron mi existencia abúlica

en un grito de auxilio como súplica.

 

Más las rimas y versos son perennes,

diáfanos como resonante oráculo,

abandonan sus letargos aparentes

cosechando el derecho a su legado,

rememoran las verdades ausentes

perdidas en las nieblas del pasado,

así el verso: “por dejar tu mundo “

fue el ruego de mi rezo más profundo.

 

Postura que debilita mis manos,

mis pasos y mi libre voluntad,

que erosiona los sueños sin reparo

devastando la paz y libertad,

impostura que deja abandonados

los sueños en la ruda tempestad,

bestia que rabiosa en la mentira

obceca la razón que nos inspira.

 

Si la templanza sube hasta los cielos

y se alza erguida desde la raíz,

si a pesar del dolor y desconsuelo

va sanando cada antigua cicatriz,

si tus alas están fijas al suelo

y parece que no pueden subir.

Acude raudamente a los principios

aquellos que forjaron tus inicios.

 

Acoge reciamente tus cimientos

y recuerda de que fueron construidos,

implora humildemente el basamento

de quien te ha procurado enaltecido,

confía sin dudar en tus talentos

que en la fragua has forjado y bendecido,

cruza osado esos lagos de Caronte

volviendo tu mirada al horizonte.