Florece en el prado
de las vanidades
la flor de los vicios,
las rosas infames.
Efluvios de Baco
excitan la sangre
y ninfas desnudas
-al libertinaje-
impúdicos cantos
y algunos desaires
entonan morbosas
en sus madrigales.
Al ponerse el sol,
sobre el verde yacen,
el hombre bohemio,
la joven amante,
naciendo al deseo,
huyendo de adarmes,
con risas bucólicas
trinando en la tarde
y eróticos gestos
de ritmos sensuales
que mecen los cuerpos
y agitan las carnes.
En el prado verde,
la selva, el follaje,
la plácida Arcadia,
la fetê galante.