Las estrellas iluminan
los caminos de la mar,
caminos dibuja el barco
en su expuesto navegar
y que duran lo que duran
porque el agua crea al mar.
La gaviota sobrevuela
la superficie del mar,
componiendo sinfonías
con sones de viento y sal
sobre el vaivén de la espuma,
sobre las olas del mar.
La deriva de los vientos
se hace dueña de la mar,
hincha las velas de barcos
gobernando libertad
y canta junto a sirenas
en los confines del mar.
La soledad acompaña
a los que viven del mar,
a los que zarpan a un mundo
de infinita inmensidad,
a los que portan el rumbo
del horizonte del mar.
Las almas de marineros
navegan a son de mar,
navegan con la esperanza
de volver pronto al hogar,
pero el incierto destino
es siempre cosa del mar.