En nuestro encuentro,
el umbral de eternidad,
sumergidos en la penumbra,
te entrego mi tesoro más preciado,
una sinfonía de versos entrelazados,
tejidos con los hilos del tiempo y la emoción.
Bajo el manto del amor eterno,
te obsequio
las redondas rimas de Gustavo Adolfo,
te entrego también el verso en el nácar de la caracola
que la bella Alfonsina dejara escrito,
y todos los verdes brillantes de Federico.
Añado la voz de Alejandra,
susurros de pasión y desvelo.
Te dejo en el alma los ardientes versos
del apasionados de Pablo y,
el susurro suave de Petrarca,
que enciende el fuego del deseo y,
las tramas enredadas de Cortázar,
para sazonar el juego de los sentidos.
Te dejo el aporte de Miguel Hernández
la pasión ardiente por su sangrante tierra,
De Martí te cedo,
la llama eterna de la libertad y la justicia,
las palabras de Benedetti, consuelo y esperanza.
Del Dante, el viaje épico del alma,
por círculos del amor y el dolor.
Así, con cada verso y cada suspiro,
te entrego mi ser, desnuda de toda riqueza,
donde el despojo no es vacío, sino plenitud,
donde el amor se revela en cada poema,
en el eco de los inmortales,
brillando en poesía.
A.B.A. ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
Imagen:
Los Amantes René Magritte (1898 – 1967)
Óleo sobre lienzo, 54,2 x 73 cm.