Como recuerdo los momentos felices, de una verdadera e inocente niñez.
Sentado a la mesa con mi primo Vicente. Como evoco el sabor tan diferente,
de la tibia leche, el pan y la miel.
Remembranzas son los guisos de mi
hermosa y noble tía Julia. -Andarle chavo, vente a comer-
-Quiero mas carne \"desmoronada.\" -Que sabroso, que placer, junto a
mi primo comer.
Aparece en mi mente el carrito verde pistache de los dulces, que
por cierto, lo había construido mi tío, solo los miraba, los saboreaba,
esperando a mi tío, las golosinas me diera a escoger.
Eran días colmados de ilusión, de luces multicolores.
A veces rememoro el grito, -Vicente vente a bañar-
era mas gratificante jugar con sus soldaditos, con
\"Tarzán\", con \"chita\", y sus arboles, con sus astronautas,
con cascos que se podían quitar y poner.
Sumergidos en ilusorios y fantásticos juegos.
-Voy Mamá, voy Mamá-
De pronto, cayeron los golpes del cinturón.
eran para Vicente que aprisa corrió.
Pero el cinturón a mi espalda llegó.
-Ay chavo, era para Vicentito, pero a ti te tocó-.
llegó la hora de dormir,- chavo no te vayas
a orinar. -No tía, no-
A media noche y en cama ajena, la necesidad llegó.
-¡Primo!, ¡Vicente!, ¡quiero orinar!
Solo ronquidos podía escuchar, mi primo
no se movió.
pronto el liquido a Vicente despertó.
un poco después el cambio de sabanas nos
confortó.
La oscuridad me abrazaba, y el miedo también,
por los pasos de mi tía, que hacían crujir el piso de duela.
con pena y sueño, el tic, tac del reloj en su monótono
ritmo, pronto nos condujo a los brazos de Morfeo.
De vez en cuando, por alguna razón;
regresan muy vivos los recuerdos de esa feliz,
verdadera e inocente niñez.
Sin faltar el grito que retumba en el Hipocampo
de mi sistema límbico:
-¡Ciriaco, obedece!, ya me hiciste enojar,
¡¡Ciriaco!!…
Dr. Salvador Santoyo Sánchez.
8/ 02/2024.