Tú no eras lo que yo creía.
Ni yo fuí lo que tú pensabas.
Nos confundieron las palabras
y se cruzaron las miradas.
El amor hizo su trabajo
nosotros se lo derrumbamos.
No necesitamos de un marro
solo era cuestión de ignorarnos.
Que nos consumiera la costumbre
y de su mano la monotonía.
Tan solo era cuestión de tiempo
de que surgiera la agonía.
Y con ella llegara el fin
ése en el que no pensaba.
Pero que provoqué y en fin
ahora sobran las palabras.
Está siempre demás decir;
lo siento pero ya no puedo.
Cuando todo empezó bien
y ahora quedan los recuerdos.
Que a simple vista parecen dulces
pero en veces oscurecen mi cielo.