Jhetsefany

Tierra nueva

Tierra nueva, tierra nueva
bajo tristes evangelios,
aunque extraños en palabras
y en los verbos que conjugan
por pretéritos perfectos,
que rememoran los ruegos
de otra tierra abandonada
donde quedaron los fierros,
duras tabas, duras vidas,
donde se apilan los sueños
y se entierran con embozos
que acompañan a los huesos.

Tierra nueva, savia vieja,
agua rala y sol eterno
que ilumina las promesas
y los ánimos de ajenos,
que templa las desconfianzas
y sentimientos heleros
al regar con luz calada
en largos días de invierno
a las finas frondas verdes
de las salvias y romeros,
los aromas que adormecen
los dolores de recuerdos.

Tierra nueva, poco santa,
llena de vagos bostezos
en las bocas que te dicen,
a veces, duros acentos,
cuando no somos iguales
en vástagos y sarmientos,
porque no hay diferencias
en las caricias y el beso,
en la vida, en toda lucha
contra el sentido del viento,
pues las penas van y vienen,
tan solo cambian de dueño.

Tierra nueva, tierra nueva,
tierra del sabor a pueblo,
no busques raya y frontera,
busca mejor el encuentro
con aquellos que la suerte
les viste como viajeros,
con los que no pueden ser
sedentarios en su suelo
y siembran por los caminos
las almendras de un destierro,
flores para caminantes,
flores que quiten el miedo.

Jhet