Suelta la cítara azul
una antigua melodía,
que fecunda al silencio,
en su vientre, la poesía.
Y el verbo se hace carne
y avanza ahora la pluma,
volviendo a ser el ave
que venciere a la bruma.
El poema se flamea
como lenguas de fuego,
su espíritu aletea
sobre el agua original
y nace el mundo nuevo,
luego del punto final.
Jorge Damián Pelozo