Con ese andar somnoliento,
entreverado y a paso lento,
con ese silencio tan característico,
entre mágico y místico.
Como dunas interminables
que avanzan firmes e infatigables,
el crepúsculo apareció sin titubear,
dando paso a una noche singular.
Las estrellas hoy brillaron por su ausencia,
un aire frio fue el que hizo presencia,
busque tu cuerpo para mi temperatura aumentar,
mis manos vacías se quedaron sin poderte encontrar.
Atormentada mi mente empezó a divagar,
los momentos a tu lado empezaron a saltar,
como cuando tus veredas recorrí,
y en tus abismos me perdi.
La luz de tus ojos pude admirar,
cuando la luna tímida se empezó a alejar
un suspiro fue nuestra única conversación,
como preámbulo de una noche de pasión.