Desde cierta álgida muralla
Se erige un oasis, sólo para ti
Donde posas desde una altura moderada
Donde te haces una con la piedra,
Donde alejas moscas, libélulas, y arañas
Y siempre dejas una insigne huella
Pero no con esos dedos tuyos
Sino con tu risa subrepticia
Siempre silenciosa, grata y muda
Casi toda como tú,
Verde, verde, lagartija.